Cualquier cambio innecesario va contra el principio de economía que dicta lograr el máximo resultado con el mínimo costo o esfuerzo. Destruir instrumentos que ya se tienen para luego montar otros con la misma función, pero bajo otro nombre es dispendioso además de ilógico. En México lo hemos visto muchas veces. El cementerio está poblado de cruces de los organismos creados, abandonados, dañados por corrupción o negligencias que fueron reemplazados por otros con la misma función.
Nos gana un gusto infantil por destruir, como el del niño que rompe sus juguetes. Lo malo de esto es que eliminar instituciones deja desatendida la necesidad hasta cuando se crea el sustituto. A veces por presiones políticas queda el hueco durante mucho tiempo y por lo tanto, abandonada la actividad requerida.
El caso de CONASUPO fue notorio. Ahora se rescatan solo algunos de sus servicios en el organismo encabezado por Ignacio Ovalle. Algunos bancos como el del Pequeño Comercio o el de Pesca fueron cerrados por haber caído, así se explicó, en corrupciones. El Banco Nacional de Comercio Exterior, fundado en 1937, es candidato a desaparecer en una fusión con Nacional Financiera.
Es alarmante la terquedad del señor presidente de la República en acabar con organizaciones de gobierno simplemente por haber sido creadas en administraciones neoliberales anteriores pero que hace tiempo funcionaban eficientemente como el ejemplo cancelar las estancias infantiles, para luego rescatar algunas es desconcertante y dañino para los intereses nacionales. Estamos a punto de ver la sustitución de toda la gama de hospitales, clínicas, centros de atención a la salud organizados bajo el ISSSTE y el IMSS por un nuevo organismo llamado "Instituto Nacional de Salud para el Bienestar" que acabará con la amplitud del Seguro Popular. El perjuicio lo habrá de sufrir el vasto número de familias de condición precaria solo en aras de un empeño oficial que no las toma en cuenta.
El fenómeno de la racha de recortes y desapariciones puede explicarse porque dentro de la Cuarta Transformación todo lo que ha heredado del pasado es corrupto por lo que ha de desaparecer-
Entre las consecuencias de este infantilismo, además de los gastos que implica la liquidación y recontratación de los empleados, ya no se diga de los cambios en la papelería, una consecuencia muy grave es el mensaje que se envía a la población en el sentido de que en las instituciones lo efímero es la regla y lo que se ha de esperarse siempre.
Hacer que una institución perdure a través de las décadas sirviendo a la comunidad es dar confiabilidad al ciudadano y confirmar el respeto por el servicio público. En México no sabemos de eso. Lo efímero es aceptado como una costumbre en la que hemos caído y que es la de no calificar las opiniones independientemente de su mérito. Según esto, no hay que tomar en cuenta razones de justificación, fundamento o conocimientos ya que todas las tesis valen lo mismo y no hay diferencias de jerarquía entre ellas ni, mucho menos, se quiere que las haya.
De esta manera, no habiendo posibilidad de separar lo banal de lo razonable, lo legítimo de lo corrupto, lo verdadero de lo falso, se acaba anulando el valor a todo lo que se dice o escribe. La rapidez con que hoy en día se suceden la información y las noticias que nos llegan a marejadas hace que todas queden al mismo nivel de importancia. Lo relevante pierde sentido, ubicación y hasta definición. Lo incidental acaba en primeras planas y parece como el factor igualador que sirve a todos. Es imposible hacer valer un criterio que oriente la acción que los problemas requieren.
Las muchas opiniones que se externan en esta feria confusa incluye, lamentablemente los dichos y actos del primer mandatario que, sin más guión que su instinto, reacciona de inmediato y aún, careciendo de un conocimiento cabal del tema o evento que comenta acaba trivializando todo.
