En materia turística el diagnóstico de las agencias nacionales e internacionales coinciden en que mejorar la seguridad pública del país, traducida como la existencia de garantías para visitantes locales y extranjeros, es determinante si se quiere mantener a México en el top ten del turismo mundial.
La segunda premisa que subrayan los expertos es que una política vanguardista de turismo pasa necesariamente por la inclusión de los diversos grupos sociales marginales al desarrollo que detona la actividad turística, principalmente mejores condiciones de vida y mayor calidad de sus empleos. Es el enfoque social, la asignatura pendiente que no puede soslayarse más.
La toma de decisiones del presidente Andrés Manuel López Obrador va en ese sentido, trabajar en la reducción de la delincuencia como una estrategia para mantener y luego aumentar el turismo nacional e internacional en nuestro país, sin dejar atrás a todos quienes intervienen en esa actividad clave para la economía del país.
Bajo esta perspectiva, el tema de la reasignación de fondos públicos para la promoción turística de México no es, como lo señalan algunos liderazgos muy respetables, el punto de quiebre, sino un elemento importante que puede ser replanteado con enfoques e iniciativas -que ya comienzan a surgir-, que innoven frente a la política de austeridad presupuestal del gobierno.
La promoción de México como un destino clave en materia turística es importante, pero utilizar del presupuesto 125 millones de dólares al año, como lo piden hoteleros, no cambiará per sé la percepción de miles de personas que toman su decisión de viajar en función del clima de seguridad que se registre allí. Los viajeros buscan, ante todo, seguridad.
Por tanto, la ecuación del gobierno de México es correcta e incluso va en línea con la que han asumido, en el marco del Tianguis Turístico de Acapulco, una gran parte de los empresarios del sector, que han resaltado de diversas formas la importancia de aplicar una estrategia nacional para el mejoramiento de la seguridad pública que se traduzca en más visitantes y más gasto de cada turista.
El cambio de paradigma en la actual administración, al pasar de un enfoque de seguridad nacional a uno de seguridad pública, que signifique menos robos, asaltos, agresiones, en sí menos actos delincuenciales y criminales, representa un importante activo en la política de promoción turística.
Me parece que todos quienes estamos inmersos en el sector tenemos ahí un poderoso insumo para la construcción de una nueva narrativa de promoción turística.
Decirle a México y al mundo que en los próximos meses nuestras autoridades designarán a más de 150 mil policías, que integrarán la Guardia Nacional, para mejorar la seguridad de las personas que están en nuestro territorio.
"Todo esto va a dar frutos, va a ayudarnos a ir bajando la incidencia delictiva y esto va a ayudar para qué México siga siendo un país visitado por muchos extranjeros… esto va a ayudar bastante… esto es promoción turística", dijo López Obrador.
El presidente de la Asociación Nacional de Cadenas de Hoteles, Luis Barrio Sánchez y el presidente de la Concanaco Servitur, José Manuel López Campos, apoyan esa estrategia porque saben que de esa manera mejora la imagen de México como Marca-Destino.
Puestas las cartas sobre la mesa, el siguiente paso que tenemos, especialmente quienes operamos en el sector turístico, es jerarquizar las propuestas, determinar métodos de trabajo y comenzar a trabajar en esquemas alternativos de promoción turística. El gobierno federal hará lo suyo a través de las embajadas, otros grupos operarán directamente la difusión estratégica.
Hagamos realidad lo dicho por Jaime Alberto Cabal, secretario general adjunto de la Organización Mundial de Turismo, invitado especial en el Tianguis de Acapulco: hagamos un turismo más inteligente por medio de la innovación tecnológica y la transformación digital.
