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ASFIXIA

ALEJANDRO TOVAR

La exigencia obliga a destapar las virtudes, a reconocer y pulir los defectos, a desterrar los vicios que te llevaron al precipicio, a mirar que vivimos en un mundo repulsivo, aunque provisto de cierta grandeza, que no deja de enseñarnos un panorama de existencia con riesgo, violencia, imaginación, crueldad, incertidumbre y sacrificio, por encima de nuestros deseos de crearnos en tiempos de dificultades, esos agraciados personajes a la medida.

El pasado nunca se va, le gusta esconderse en los sueños, como maniquí en exhibidor, para cuando alguien solicite hacer comparaciones pues apenas hace un año los santistas lucían sonrisas amplias y ahora mismo la fortuna se fue a las fichas negras de la ruleta del futbol, donde también hay cobranza porque la falta de planeación e inversión queda de manifiesto en cada partido.

La fórmula de la dirigencia, con predilección para el negocio, que varias veces ha resultado, esta vez no funcionó. Vender caro y solamente gastar lo mínimo en jugadores jóvenes a desarrollar, traerlos opcionados o hacer trueques. Lo poco que han hecho Marlos, Ayrton y Quiñones, salta a la vista. Valdés y Correa, irregulares. Atlas debe estar riendo al deshacerse de Garnica que parece jugar en una cancha minada, porque se pierde en ella.

¿Salvador era el culpable o la limitante de un plantel con escasos elementos y varios de ellos muy por debajo de su mejor forma?, incluyendo a Furch. Solo dos se han mantenido plenos y cabe decirlo por justicia, el arquero Orozco y el incansable Gallito. Si Santos tiene una predilección que no disimula, prioritaria al negocio, está obligado a modificar o seguir entre emboscadas y guerrillas

No hay desgracias encima, ni mal fario, ni maldiciones embrujadas o falta de fortuna, Santos tiene en sus números actuales, solamente lo que corresponde a su escaso nivel de calidad, que no puede ser disimulado en los simpáticos tweets de Mr. Riestra, minicrónicas de múltiples pesares donde se invoca a la humildad, al carácter, al esfuerzo, cuando en ello el grupo puede aprobar pues nadie discute el fervor y el desgaste pero el futbol exige siempre saberlo jugar bien. Todo tiene una razón y la gente lo sabe, porque es inteligente. conoce y no puede ser engañada.

No todo es correr pues correr, cualquiera lo hace; pero jugar, no cualquiera. Y no se trata de tener héroes al precio que fuere, sino integrar con un técnico experimentado un plantel adecuado al proyecto apetecido, pues se ha visto claramente que las labores de "inteligencia" como le llaman, cual sistema propio de la guerra fría de los cincuenta, no está funcionado y aunque cada cual tiene una forma diferente de mostrar su amor o gratitud se debe confiar en sus fans, fieles y exigentes, ellos son amores que el viento no se llevó del todo.

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