EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Diversidad

EDGAR SALINAS

La diversidad cultural se ha convertido en sello no sólo de las grandes capitales del mundo, sino precursor de la innovación en Occidente y Norteamérica. En el ámbito de las organizaciones, estudios demuestran que la diversidad es factor de innovación como lo es también de una mayor productividad.

Es paradójico que en una época en la que son cada vez más frecuentes y extremistas los discursos contra la diferencia, la migración y las denominadas minorías, el ascenso de las corporaciones cuya base de crecimiento es la innovación y la integración acelerada de nuevas tecnologías posea un ingrediente común en sus equipos directivos, pero también en los de desarrollo e investigación, y ése sea precisamente la diversidad.

Las comunicaciones y conectividad han facilitado como nunca en la historia el intercambio no solo de mercancías y dinero, sino, algo de mayor relevancia por sus implicaciones: personas, ideas, conocimiento y tecnologías. Esto ha posibilitado una ampliación de perspectivas, experiencias, redes y modos de hacer las cosas que precisamente constituyen entornos que propician mayor capacidad en una ciudad, universidad o una empresa para innovar.

¿Qué tan diversa es la ciudad donde habitamos? La respuesta que demos a esa pregunta podría ser clave para explicar la capacidad desarrollada por una región para atraer y retener talento, lo cual es un modo de entender también la competitividad. Podría señalarse que la ecuación sería al revés, la diversidad como producto de la competitividad. Funciona en ambos sentidos en realidad y también tiene un resultado si no opera la ecuación: escasa competitividad, escasa diversidad. Habría que revisar empíricamente, pero es muy probable que las épocas de mayor crecimiento para una ciudad coincidan con una de mayor diversidad e influencia de culturas.

En esto último juegan un papel muy relevante las organizaciones, las empresas. Y lo hacen en varios sentidos. Una es hacia el interior con la integración de talento que pueda constituir equipos diversos por su origen, matrices culturales, preferencias, género, edades. De ahí que los laboratorios y centros de investigación y desarrollo sean de las primeras áreas en propiciar la diversidad. Respecto a la pregunta planteada en el párrafo anterior, habría que agregar en la respuesta qué tipo y cantidad de centros de investigación se encuentran instalados en una ciudad y las redes globales a las que se encadenan. Si no los hay o sus capacidades son más formativas que de desarrollo, poco atractiva será una región para atraer talento global.

Otro sentido relevante desde las empresas respecto a la diversidad está en que al final del día son las pistas a donde llega el talento diverso. Por eso se constituyen en plataformas de atracción, pero también de educación para la diversidad. En este orden de argumentación habría que considerar las múltiples agendas respecto a la diversidad si las revisamos en una óptica de escalas y grados. Entre las organizaciones comprometidas con el tema podemos contar aspectos que van desde la agenda básica de equidad en la inclusión de mujeres, particularmente en posiciones de mando y desarrollo, hasta aspectos de preferencias, género y nacionalidades. Habría que decir que empíricamente la diversidad ha demostrado ser también un negocio, no solo un discurso por los derechos humanos o de estudios culturales.

El fenómeno de la diversidad también es uno eminentemente urbano. Las identidades más estables de una comunidad se dan al nivel más básico en términos territoriales. Lo diverso apela a lo urbano no solo en tamaño sino en prácticas y referentes. También hay actividades de la economía que son más proclives a lo diverso que otras. Señaladamente las de nuevas tecnologías aplicadas han demostrado ser un gran imán para la diversidad, en contraparte con las actividades económicas eminentemente sedentarias.

Será interesante seguir el rumbo que tomen estas dos realidades que lucen contradictorias entre sí pero que son parte de las marcas culturales de la época: la diversidad actuante en las empresas y regiones líderes y los discursos políticos contra la inclusión y la apertura, insisto, cada vez más extremistas.

Si revisamos las lecciones más notorias en la historia, lo más probable es que con el tiempo se impongan la inclusión y diversidad como hechos que propicien mayores innovaciones y crecimiento. Y nuevamente la economía será el eje que empuje el sentido de las cosas. Al final, las organizaciones y regiones que más crezcan estarán en condiciones de ofrecer mejores condiciones de bienestar para sus habitantes.

Twitter: @letrasalaire

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: edgar salinas

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1564720

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx