Hace poco, en una clase de maestría dedicada a revisar estrategias de comunicación, nos presentaron unos videos ASMR, productos audiovisuales que se han convertido en un fenómeno de gran impacto en la red y cada día ganan más adeptos.
Pero, ¿qué es el ASMR? Es una sigla que se utiliza para abreviar la Autonomous sensory meridian respons (Respuesta sensorial meridiana autónoma); se popularizó en la cibercultura a principios de 2010 y se emplea para definir el fenómeno biológico que experimentan millones de personas y que consiste en la sensación física de un cosquilleo u hormigueo, principalmente en la cabeza, en la zona del cuero cabelludo, en las cervicales y, si es más intensa, baja por la columna vertebral. Esta respuesta sensorial se desencadena a partir de estímulos como escuchar una voz suave o ciertos sonidos como rascar, tocar, cepillar y susurrar. Estos estímulos provocan reacciones placenteras en el organismo, y algunos usuarios describen esta sensación como un orgasmo cerebral.
Quienes hacen estos videos, son principalmente mujeres (aunque ya se empiezan a sumar algunos hombres) "susurradoras", que son básicamente jóvenes especialistas en generar estímulos sensoriales. Se sientan frente a una cámara con un micrófono y narran una historia, una parte de su vida o lo que hicieron durante el día; pueden simplemente describir un automóvil, un traje, frotarse las manos, rozar un objeto con otro, tamborilear suavemente en diferentes superficies, peinarse o maquillarse. La particularidad de estos videos es que quienes los realizan hablan en susurros, con un tono de voz pausado, hablan directamente a quien los ve a través de la cámara (le hablan de tu, como si le prestaran atención personalizada).
Para realizar estos sonidos utilizan "herramientas" como micrófonos muy sensibles que captan sonidos sutiles producidos a un nivel muy bajo, sin cambiar el tono o el volumen, como generar un sonido al pasar suavemente un pincel por el micrófono.
Maria Viktorovna, del canal Gentle Whispering ASMR, tiene más de un millón y medio de suscriptores y se le considera como la principal susurradora. Ella sube videos a la red desde 2011 y su canal ha alcanzado casi seiscientos millones de visualizaciones; las reproducciones de sus videos se cuentan por millones y uno de los más populares lo han visto más de 21 millones de personas.
Finalmente, no sabemos aún con certeza qué motiva a los usuarios a ver estos videos, ya que existen pocos estudios publicados acerca del ASMR (uno de ellos se realizó en 2015 por Nick Davis y Emma Barratt, psicólogos de la Universidad de Swansea); lo cierto es que millones de personas en el mundo los buscan en la red y quienes los consumen reportan que al verlos experimentan alivio temporal de la depresión, mejoría en su estado de ánimo, disminución de los síntomas de dolor, una relajación profunda que los ayuda a dormir y a manejar el estrés; esta demanda ha provocado, según datos de YouTube, que se suban cientos de videos con el título ASMR por hora. Creo que tenemos que esperar para ver hacia dónde avanza esta tendencia.
