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Maldad para dominación

Metáfora Ciudadana

LUIS ALBERTO VÁZQUEZ ÁLVAREZ

En el año 44 a. C., el cónsul y dictador perpetuo de la agonizante república romana, Julio César, conquistador de Las Galias, había acumulado gran prestigio y enfrentaba al grupo más conservador del Senado. Sus enemigos políticos temían que sus privilegios se esfumaran una vez que se hiciera con el poder absoluto. Ante tal temor y debido a su rencor, envidia y desesperación, un numeroso grupo de senadores urdieron una conspiración para eliminarlo; estaban dispuestos a lo que fuese. Había circulado la versión de que la república corría riesgo y que cambiaría la capital a Egipto, estaba claro que, en tales condiciones, a ellos no les tocaría nada si César se convertía en emperador.

En los idus de marzo (15); aquellos conspiradores, muchos supuestos amigos de César, lo asesinaron en el senado, el primer golpe le fue asestado en la cabeza, luego los otros implicados le clavaron sus puñales en el tórax. Creían haber evitado perder sus privilegios sin saber que poco después, todos ellos serían sacrificados y sus bienes perdidos. Según Shakespeare, Marco Antonio, el íntimo amigo de César, dictó una oración fúnebre frente a su cadáver, donde en un acto eminentemente populista, dio a conocer que César había legado a los pobres gran parte de su fortuna. ¡Éste sí que era un César! ¿Cuándo tendréis otro como él? Eso permitió ser más popular tras su crimen que durante su vida.

A 25 años del asesinato de Colosio, bien podríamos preguntarnos sí, ¿además de las razones que se han especulado sobre el motivo central de su asesinato, hubo en el ámbito político y de control del partido dominante, otras satánicas jugadas que les permitirá mantener el poder aprovechando la consumación de ese acto? Partamos de un hecho preciso y concreto: Luis Donaldo Colosio jamás tuvo asegurado el triunfo electoral. Hagamos un análisis más profundo del simple discurso del 6 de marzo que todos hemos escuchado decenas de veces y que se dice fue el rompimiento con el presidente que lo había designado su sucesor. Recordemos: "… Sabemos que el origen de muchos de nuestros males se encuentra en una excesiva concentración del poder… al monopolio de iniciativas; a los abusos, a los excesos… somos conscientes que la sociedad mexicana ha cambiado y que demanda en consecuencia un cambio en las prácticas políticas. Yo veo un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla…" Este mensaje incluía a muchos, no sólo a Salinas.

Seis años atrás se había dado el fraude electoral más escandaloso de la segunda mitad del siglo XX. En 1994 Cuauhtémoc Cárdenas se mantenía fuerte. Manuel Clouthier, "Maquio", quien había llamado a la resistencia pacífica con actos de desobediencia civil; había muerto de manera sospechosa; ahí se acabó ese problema. No era necesario ser iluminado para entender que el candidato del PAN de esas elecciones, tenía arreglos diamantinos con el presidente. Nada auguraba al PRI el triunfo; la grandeza de Colosio va a surgir hasta después de su asesinato, en ese momento era simplemente el candidato del PRI. Fue gracias al homicidio que lo encumbraron y lograron sumar simpatizantes a su martirio y asegurar el triunfo, prueba irrefutable es que la votación lograda ese año, ha sido la más alta de la historia moderna: 77.1 % del electorado. El PRI ganó gracias al martirio de Colosio.

Por otro lado, era bien sabido que Colosio estaba invitando a antiguos compañeros suyos del Tec de Monterrey y de la Sultana del Norte para conformar un equipo nuevo que sustituyera a lo que él mismo llamaba "dinosaurios"; muchos jerarcas tradicionales quedarían excluidos del erario que creían les pertenecía por derecho divino.

Tres meses atrás había surgido el EZLN y había movido a todo México y al mundo entero, se estaban destapando muchas putrefacciones y la conciencia social empezaba a despertar. Esto sumaba en contra del PRI que empezaba a ver que no era segura su continuidad en el poder. Habría que hacer algo grande, pronto; y se hizo lo que, según ellos, se debiera hacer, aunque se debiera lo que se hizo.

Llegó un sexenio plagado de graves problemas económicos, devaluaciones increíbles y redención de ladrones amigos del salinato a través del FOBAPROA. Desde entonces dar dinero a los ricos se llama "rescate" y dar dinero a los pobres en programas sociales se denomina desperdicio. La presión mundial sobre la democracia era inmensa y los problemas internos seguían agravándose. Tenían pues que generar algo muy diferente, novedoso y definitivo, un proyecto que salvara todo lo comprometido, sin comprometer lo obtenido, un cambio que nada cambiara.

Fue tan malévola y genial la jugada ajedrecística para la elección del 2000, que, en un gambito espectacular, buscaron un candidato presidencial de oposición con marcada incapacidad política e intelectual; le prestaron el cargo, pero nunca el poder, seguros de que jamás lograría lidiar con el priismo nacional. Acomodaron a los más corruptos como gobernadores de estados, quienes saquearon las arcas locales y causaron daños inmensos, justo para tratar de demostrar que más allá del PRI, México sufriría espantosamente. Y lograron acumular, originalmente, dos sexenios perdidos desastrosamente en los que, la política económica y exorbitantes matanzas destrozaban a la nación, al tiempo que se entregan a los extranjeros las riquezas naturales. Con lo que no contaban era que, al tercer sexenio, llegaría uno peor y, ese, si era priista.

Que el asesinato de Colosio fue conspiración, claro que sí, pero de toda una casta corrupta que no quería dejar el poder. Así juega la maldad en pos de la dominación perpetua.

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