Verdades y Rumores

Como si se tratara de un comando élite, de esos que salen en las películas de acción, han denunciado varios ciudadanos la llegada de las cuadrillas del Simas Torreón para amenazar con el corte de agua a los domicilios particulares y locales comerciales que se atrasan, aunque sea un par de días, en el pago de la factura. Los trabajadores realizan sus operativos en los pocos vehículos de la paramunicipal que aún se encuentran funcionando, que para eso sí sirven y no para realizar trabajos de mejora; enérgicos y armados con herramientas de corte en mano, asustando a uno que otro moroso. Varios malpensados que están de acuerdo con que se debe actuar para abatir el rezago que tiene la empresa por incumplimiento de pago comentan que el meollo del asunto es que el personal de Simas no se pone a trabajar hasta casi concluir el cierre de las oficinas, para no darle tiempo al deudor de ir a realizar su pago, y así, “ponerse flexibles” para llegar a un acuerdo, entiéndase como soborno, y no llevar a cabo el corte del vital líquido.

Nuestros subagentes, disfrazados de tubería desvencijada, nos comentan que esta es la razón por la que es cada vez más común ver a los bravucones trabajadores en los diferentes locales de gorditas, departiendo a media mañana entre las de harina y las de maíz, eso sí, con una larga sobremesa, para darse tiempo de planear bien su jornada de fechorías, perdón, de labores.

También llama la atención la selección de morosos que realiza el personal de Simas, porque curiosamente los domicilios donde llegan estos impecables operativos planeados en los más profundo del servicio de inteligencia secreta del H2O pertenecen a ciudadanos de a pie que presentan vencimiento de tres o cuatro meses en sus pagos, y no a los domicilios de empresas o personas influyentes con adeudos que acumulan ya una buena cantidad de ceros; por esto, muchos afectados con los cortes confirman eso que seguimos viviendo en una ciudad donde existen ciudadanos de primera y de segunda, es decir, a quien sí se le puede aplicar la ley y a quien le acomode según sus conveniencias.

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De nueva cuenta las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador pusieron nerviosos a varios sectores empresariales de La Laguna, luego de que esta semana durante su gira por Tabasco le diera por anunciar la creación de una cuenca lechera en su estado natal; según dijo, porque estaba muy preocupado por la sobreexplotación de los mantos acuíferos de la Comarca Lagunera y su contaminación con arsénico, no como dijeron las malas lenguas y los comentaristas fifís, que de inmediato empezaron a tomar la declaración como una venganza del preciso contra aquellos sectores que lo cuestionaron durante su campaña, prácticas alejadas de la cuarta transformación. Sin embargo, resultó curioso que solamente el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, y el alcalde de Torreón, Jorge Zermeño, salieron pronto a responder al presidente y defender la industria lechera en la región, mientras las autoridades de Durango prefirieron quedar bien y guardar silencio, como la alcaldesa de Gómez Palacio, Leticia Herrera, quien dos días después dijo que el presidente había sido mal informado, pero no con el tono determinante con el que acostumbra defender a sus gomezpalatinos. Aunque también los que estuvieron muy prudentes fueron la mayoría de los empresarios lecheros, quienes, lejos de unirse y defender su industria, evadieron la curiosidad de la prensa por saber su postura; lo que fue interpretado como una forma de no molestar al presidente, no tanto para evitar la competencia con otra cuenta lechera, sino para no despertar una molestia que se tradujera en la revisión de los medidores que marcan la cantidad de agua que consumen algunos ranchos con lo que verdaderamente pagan. Nuestros subagentes, disfrazados de médicos veterinarios, nos comentan que la declaración del presidente tampoco causó mucha preocupación que digamos, porque, dicen, el chiste no es crear una cuenca lechera, sino toda una industria que compre y distribuya la leche, si no, pues ni caso tiene; además, con la explicación científica que salió a dar el superdelegado en Coahuila, Reyes Flores, quien al mejor estilo del vocero de Vicente Fox publicó un video en sus redes sociales, explicando lo que el presidente quiso decir, pues la cosa más bien pareció otra ocurrencia más de las que a diario salen de Palacio Nacional.

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¿Se acuerda usted, estimado lector, de que allá por octubre de 2018 se anunció la construcción del Hospital Psiquiátrico de Coahuila, que estaría ubicado en el municipio de Francisco I. Madero, que además tendría un costo de equipamiento cercano a los 202 millones de pesos? Pues parece que con el tema se están haciendo los locos; incluso el secretario de Salud en Coahuila, Roberto Bernal, anunció en aquella ocasión la autorización por parte de la Secretaría de Salud Federal, y hasta se dijo que el entonces ayuntamiento de Chávez donó un terreno de una hectárea para el proyecto y además dijo le entraría con cuarenta millones de pesillos para la construcción. ¿Pues qué cree? Ahora este recinto médico no será construido en Madero, sino en Matamoros, y prueba de ello fue la sesión de Cabildo de este viernes, a la cual no fue convocada la incómoda prensa, para evitar la fatiga de andar dando explicaciones. En el pleno, los regidores matamorenses votaron, sin que hubiera pasado por alguna comisión, ceder terrenos de la planta despepitadora para que ahí se construya el hospital. ¿Qué pasó con lo acordado en Madero? Dicen que, al fin de cuentas, ambos ayuntamientos son hijos de la cuarta transformación, por lo que se optó por el lugar que contará con mejores condiciones, lo que no le gustó mucho que digamos a la grilla política de Madero, pero como todo queda en familia, tuvieron que hacerse los locos para que no se notara el descontento, ya que el alcalde de Madero, Jonathan Ávalos, ya contaba con esa inversión para que los números de creación de empleos y la derrama económica que esto generaría se integrara a su informe de resultados; ni modo, y como le diría el superdelegado Reyes Flores, donde gobierna capitán, no gobierna marinero.

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El que estuvo de manteles largos, pero no por alguna hazaña política, fue el vicegobernador de Coahuila en La Laguna, el profesor Samuel Rodríguez. Aquel político venido de las lejanas tierras saltillenses y quien a la fecha sigue tan desconocido en el círculo político como cuando llegó, como operador priista en las elecciones a alcalde el año pasado, las cuales perdió, por cierto, pero se le dio otra oportunidad para reivindicar el camino del revolucionario institucional en La Laguna, aunque sus cercanos dicen que uno de los principales problemas es que no sabe escuchar y tampoco sale de la oficina, salvo cuando viene de visita el jefe, todavía no se acostumbra al molesto sol lagunero. En fin, este martes don Samuel organizó un pequeño festejillo entre los sobrevivientes de la nómina del RIP, perdón, PRI. Cuentan nuestros subagentes, disfrazados de manteles quemados por cigarros, que por aquello de los tiempos de la austeridad solo fueron requeridos unos setenta invitados. Entre los que estuvieron en la mesa principal, y parece que no llevaron regalo, estaban el presidente del PRI Torreón Eduardo Olmos, la síndica Dulce Pereda, los regidores Armando Mafud e Isis Cepeda, así como el padre de esta última, el eterno profe Mario Cepeda. Quien llegó tarde y no alcanzó lugar en la larguísima mesa principal fue el regidor y excandidato a la alcaldía Antonio Gutiérrez Jardón, quien fue sentado en la mesa de los niños junto con los integrantes del edificio Coahuila y uno que otro operador. Los primeros en llegar fueron los Dávila, Paco y su hijo Hugo, para ver si ya son tomados en cuenta, bueno, aunque Paco es Recaudador de Renta de Torreón, dicen que tiene sus días contados en la nómina estatal. Llamó la atención la ausencia de otros grillos del tricolor, como el suspirante Xavier Herrera y el ahora magistrado influencer Miguel Mery. Aun cuando se citó desde las 6:00 de la tarde, la reunión estuvo tan amena que muchos se negaban a dejar la copa y la botana ya en la primera horas del día siguiente, ya se imaginarán lo que se debió grillar, digo, pactar en la fiesta.