De repente, lo vimos salir desprendido de un auto en movimiento, me platicaba un matrimonio haber visto cuando dos mujeres que parecían madre e hija, bajo el amparo de la noche, aventaron por la ventana a un perro color café de talla mediana.
El matrimonio iba casualmente atrás en otro auto y lo vieron todo, se detuvieron y quedaron perplejos al ver que después del impacto en el pavimento, el perrito se levantó adolorido y cojeando, a seguir al auto en el cual segundos antes venía, creyendo que andaba de paseo.
Siguieron al automóvil y al emparejarlo le dijeron a las mujeres que iban en él, que se les había caído el perro, a lo cual respondieron: "No se nos cayó, lo tiramos porque ya no lo queremos", y al interpelarle que… ¿por qué lo dejaban a su suerte?, y sobre todo, así de manera tan traumática y cruel, pararon el auto y éstas dijeron… "Pues si quieren ustedes llévenselo", y arrancando el auto se fueron de ahí.
Esto sucedió al oriente de la ciudad, me platicó el matrimonio que rescató al perro, a quien después de brindarle los cuidados básicos lo llevaron de momento a su departamento, le dieron agua y comida… y pensaron que este perro era un "campeón sin corona", por todo lo que había sucedido y por la vida que seguramente llevó y a la que se sobrepuso, quedándosele desde ese día el nombre de "Campeón".
Ya repuesto de los golpes y esterilizado, se irá muy seguramente a una nueva vida, a una nueva oportunidad con una familia verdadera, que sepa el significado del respeto a los semejantes y a todos los seres vivos, que distinga entre un ejemplo bueno y uno malo, no sólo aparentar, sino dar el ejemplo diario de nuestra manera de ser, de vivir y relacionarnos con nuestro entorno, tratando a todos incluyendo a los animales como queremos ser tratados.
Y ahora, para terminar, una gota de filosofía: PAREN ESTE MUNDO QUE ME QUIERO BAJAR (CANCIÓN).