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EL IMPACTO DEL SUICIDIO EN LA FAMILIA

Mtro. Francisco Pineda

El suicidio es una circunstancia existencial generalmente traumática y devastadora. Su impacto en la familia, y aquellos que rodearon al suicida, puede ser muy complicado. La gente que sobrevive la tragedia queda en una posición muy difícil principalmente en el aspecto emocional y con altas necesidades de salir adelante.

La semana pasada, El Siglo de Torreón publicó la noticia sobre una alerta en Coahuila debido al número de suicidios en lo que va del 2019 (P. Sánchez, marzo 14, 2019). De acuerdo a este reporte, la cifra de casos con corte al 10 de marzo fueron 41, y durante el 2018, se registraron un total de 224 suicidios. El Congreso del Estado ha aprobado la creación de una ley enfocada a la prevención del suicidio, y es de esperarse que esta ley incluya no solamente la disponibilidad de programas formales para la prevención de actos suicidas, sino también atención para las familias quienes quedan muy afectadas por la experiencia trágica y con claras necesidades de apoyo y asistencia. No hay duda que la investigación académica y demográfica sobre los factores involucrados en el proceso de suicidio es relevante, sin embargo, un aspecto de suma importancia son las intervenciones enfocadas a manejar el fenómeno del suicidio después que este ocurre. Me refiero al apoyo psicosocial de las personas impactadas después de la tragedia.

Normalmente, cualquier pérdida de un ser querido es muy difícil de enfrentar. Sin embargo, la muerte, debido a un acto violento como homicidio o suicidio, tiene una connotación diferente, ya que implica una experiencia traumática y crea un proceso de duelo mucho mas complicado. Esto se debe generalmente a que no sólo es la pérdida misma, sino también el proceso de investigación por parte de las autoridades legales mientras que aún se está viviendo un choque emocional fuerte, y en muchos casos, un impacto a nivel socioeconómico.

Una experiencia de suicidio en la familia regularmente arroja sentimientos de culpa, pena, rechazo y el estigma doloroso que se vive al sentirse centro de atención social debido a creencias morales o religiosas rígidas. Algunas veces, la familia no quiere hablar sobre la pérdida y decide mantenerla en secreto por el temor de ser criticada o juzgada, o quizás culpada. En otras ocasiones, la familia se acusa a sí misma por lo que se hizo o no se hizo para prevenir la tragedia. La comunicación interna es afectada seriamente al grado de que distanciamientos y separaciones pueden ocurrir debido a la proyección de culpa por no haber hecho algo para prevenir la pérdida.

El manejo de la pérdida de un familiar o amistad cercana debido a suicidio difiere en base a como es percibido en términos de sus causas. Una perspectiva es cuando se le relaciona con una enfermedad mental como la depresión clínica o la esquizofrenia, o a una depresión reactiva y conducta impulsiva debido a circunstancias intolerables como una enfermedad terminal, problemas financieros, infidelidad o divorcio, etc. Otro punto de vista considera al suicida como una persona egoísta y violenta hacia sus seres queridos como una reacción de rechazo hacia ellos, lo que provoca resentimiento y sensación de abandono en los sobrevivientes. En cualquiera de las perspectivas, la necesidad de una resolución es inevitable para el manejo adecuado de la pérdida.

El dolor que sufre una familia después del suicidio de uno de sus miembros puede ser casi insoportable. La reacción de duelo, a diferencia de otras pérdidas, tiende a ser mas complicada y catastrófica. El choque físico y emocional inicial (tristeza, angustia), el enojo o rabia hacia otros a quienes culpa por la muerte (o hacia el mismo suicida), el sentimiento de culpa y la obsesión con pensamientos o recuerdos sobre el fallecido son etapas comunes que se presentan en el proceso de este tipo de duelo. Afortunadamente, existen recursos que podrían ayudar a los sobrevivientes de una experiencia de suicidio en la familia. Consejería individual y grupal facilitadas por profesionales clínicos pueden ser de gran apoyo en la educación, reconocimiento y manejo de las etapas normales de un proceso de duelo, y en una redirección de emociones y motivaciones de manera mas saludable. Un grupo de apoyo, específico a situaciones de suicidio, sería de ayuda y mas efectivo.

El suicidio, incluyendo su impacto en las familias afectadas, debe ser considerado un problema de salud pública serio. Técnicas efectivas para proveer servicios existen, por lo tanto, se espera que como parte de la ley enfocada a la prevención del suicidio, el gobierno estatal pueda facilitar suficientes recursos que ayuden a las familias coahuilenses a enfrentar el trauma de la pérdida de uno de sus miembros debido a suicidio y homicidio. Gracias por su interés en este articulo.

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