El dinero compra únicamente las cosas que pueden comprarse con dinero.
Cosas tampoco.
Bien vistas las cosas, las cosas no son otra cosa que eso: cosas.
Yo quiero dar a mis nietos, ahora que son pequeños, algo que no olviden: quiero darles recuerdos.
Quiero contarles un cuento que alguna vez ellos contarán a sus nietos. Quiero cantar con ellos en el campo una canción junto a la hoguera. Quiero jugar con ellos los juegos de mi infancia: la oca, la lotería, serpientes y escaleras, el coyote... Quiero ver con ellos el mar; quiero caminar con ellos por el sendero del bosque aromado de pinos; quiero reír junto a ellos viendo esa antigua película de Chaplin.
¿Dinero?... ¿Cosas?... ¿Para qué? Eso va y viene.
Los abuelos, en cambio, sí nos vamos.
Por eso ahora que estamos juntos quiero hacerles a mis nietos un pequeño depósito cada día en su cuenta de recuerdos.
¡Hasta mañana!