Columnas la Laguna

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Nadie que tenga un mínimo sentido de la moralidad se atreva a posar los ojos sobre el vitando cuento que abre hoy estos renglones. Lo leyó doña Tebaida Tridua, presidenta ad vitam interina de la Pía Sociedad de Sociedades Pías, y le salieron en el tafanario unas verrugas que hubieron de serle tratadas con emplastos de hierba coletona. La ilustre dama no pudo sentarse durante dos semanas, con lo que su correspondencia epistolar sufrió grande retraso. Quienes lean la historia que ahora sigue lo harán a riesgo de su pudicicia. Don Chinguetas, marido casquivano, les estaba narrando a sus amigos los detalles de su última aventura erótica. “Ya en la cama -relató- le besé los labios a la hermosa mujer. Después le llené de besos el cuello y los hombros. En seguida le besé los senos, ebúrneos y turgentes. A continuación puse mis labios en su cintura de palmera. Seguidamente le di un beso en el ombliguito. Y luego le besé los labios otra vez”. “¡Hablador! -lo interrumpió uno de los amigos-. ¡Del ombligo ya nadie se devuelve!”. (Es cierto: le faltaban los pies, que el buen amante besa en señal de rendida adoración a la mujer). Recordemos el caso de aquel pobre señor que enfermó de un grave mal. Nada pudieron hacer los médicos por él, de modo que recurrió a un curandero. Le preguntó el ensalmador: “¿Conoce usted las tórtolas?”. Respondió el enfermo: “Sí”. Lo instruyó el brujo: “Consígase dos; hágalas en caldo y tómeselo”. Ningún alivio sintió con eso el lacerado. Le dijo el hechicero: “¿Conoce usted las calandrias?”. Volvió a afirmar el otro: “Sí”. “Consígase dos; hágalas en caldo y tómeselo”. El enfermo siguió peor. Lo interrogó el brujo: “¿Conoce usted las golondrinas?”. Respondió el tipo ansiosamente: “Sí. ¿Me consigo dos, las hago en caldo y me lo tomo?”. “No -lo corrigió el curandero-. Cántelas, porque ya se va a ir”. Pienso que los asistentes a la celebración del nonagésimo aniversario del PRI no debieron cantar Las Mañanitas sino Las Golondrinas. Sombrío, en efecto, se ve el futuro de ese partido -más sombrío aún que su pasado-, y no hay ningún indicio que permita suponer que algún día se levantará y volverá a andar. Desde luego nadie puede todavía repartir las esquelas de su defunción -“esqueletas” decía en Monterrey una señora de habla inglesa, haciendo así una linda greguería-, pues hemos visto los intentos de resucitar a un PES ya muerto y sepultado. El otrora poderoso partido tricolor se ve ahora reducido a su mínima expresión y sin esperanza alguna de volver a ser lo que antes fue. “Aprendan, flores, de mí”. Aprenda López del PRI. Con satisfacción retiro hoy la trompetilla que envié antier a Javier Corral por no haber tomado la palabra en Chihuahua ante López Obrador. Ahora sé que lo hizo para preservar la dignidad de su Estado y salvaguardar su propia dignidad. Todo indica que los abucheos a los gobernadores en los mítines a los que en los estados asiste AMLO son provocados por su gente para dar ocasión al tabasqueño de aparecer como magnánimo perdonavidas y demostrar que incluso en la sede de los gobernadores tiene mayor poder que ellos. Esa burda añagaza pertenece a la política de campanario y no corresponde a la investidura de un Presidente. Se revierte, pues, la trompetilla, y va ahora contra los urdidores de tan grosera trama. Como la tal pedorreta tiene algo de presidencial la pongo entre signos de admiración y con mayúsculas: ¡¡¡PTRRRRR!!!... Noche de bodas. Por primera vez el enamorado galán vio a su flamante mujercita al natural. Le dijo: “Tus cabellos son oro; púrpura es tu boca; de gacela tu cuello; tu talle es juncal y tus diminutos pies son de marfil”. Le indicó ella: “Te saltaste lo mejor”. FIN.

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