El sol brillaba en lo alto. La luz del día, radiante, lo iluminaba todo.
Aun así el rey Goose decretó:
-Es de noche.
Sus camareros asintieron:
-Sí. Es de noche.
Un forastero que andaba por ahí escuchó aquello y dijo:
-No es cierto. No es de noche. Es de día. Asómense a la ventana y se convencerán.
Ni el rey Goose ni sus camareros se movieron. Manifestó el monarca señalando al forastero:
-Es un hipócrita.
Y en seguida confirmó su decreto:
-Es de noche.
-Sí. Es de noche -confirmaron sus camareros.
Afuera el sol brillaba en lo alto y la luz del día, radiante, lo iluminaba todo.
¡Hasta mañana!...