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LA TENDENCIA A CULPAR A LOS DEMAS

Mtro. Francisco Pineda

De una manera u otra, a través de nuestras vidas, hemos sido sujetos del famoso juego de culpar a otros, o ser culpados por algo que no hicimos. Y con frecuencia, los involucrados han sido personas cercanas a nosotros, por ejemplo, nuestros padres o parejas, amistades, supervisores o compañeros en el trabajo, etc. En un mundo tan complejo, de vez en cuando tendemos a buscar causas y/o consecuencias para muchos de nuestros problemas, incluyendo encontrar algo o a alguien a quien culpar por esos problemas. Una razón puede ser que muchas veces, conscientemente o inconscientemente, es muy difícil aceptarlos como parte de nuestra responsabilidad, ya que culpar a otros facilita una reducción de presión a nivel moral, y en emociones negativas que muchas veces las acompañan. Otras veces no es mas que una forma de no reconocer nuestros propios errores. Por ejemplo, culpar al tráfico por llegar tarde al trabajo, o a la computadora por errores de información en un reporte, o a las obligaciones y problemas en el trabajo por haber fallado en el matrimonio, etc.

Echar la culpa a alguien es el acto de atribuirle a una persona una falta o un delito que supuestamente ha cometido. Consiste en emitir un juicio sobre alguien en donde se implica que sus acciones son socialmente y moralmente irresponsables. Hasta cierto grado, culpar a otros es una forma de devaluación o degradación personal del culpado, y una sensación de liberación de responsabilidad por parte de la persona que culpa. Por supuesto que en muchos de los casos la imposición de culpabilidad es válida y justa, pero en este artículo me estoy refiriendo a los casos en donde la acusación es totalmente sin fundamento e injusta. Casos en donde las personas culpadas son victimizadas, ya que pasan por experiencias de pesimismo, vergüenza, sentimiento de culpa y desesperación.

Culpar a otros se puede manifestar en diferentes maneras. Culpabilidad se encuentra normalmente en procesos legales en donde alguien es declarado culpable de un crimen. También, es común culpar a un grupo o sociedad por algún tipo de problema, por ejemplo, culpar a los amigos o a un grupo social por un problema de alcoholismo o abuso de drogas de un familiar. Algunos políticos durante sus campañas tienden a culpar al partido de la oposición, o al gobierno actual, por los problemas de una comunidad o país como parte de su propaganda, o forma de control y manipulación de las masas. En el trabajo, con frecuencia culpamos a la administración, subordinados, el equipo de trabajo o la corrupción de los gobernantes por los fracasos del negocio. También, existen situaciones donde una persona se culpa a sí misma después de considerar que pudo haber hecho algo mas para prevenir un problema o accidente, por consiguiente, el desarrollo de un sentimiento de culpa con posibles conflictos psicológicos.

Varios autores consultados coincidieron en que existen dos extremos en términos de las personas que tienden a proyectar culpabilidad. En uno de los extremos, tenemos a las personas que normalmente tienden a culpar a otros sin algún razonamiento lógico, por ejemplo, aquellos que siempre culpan a la pareja, el vecino, el gobierno, etc., o alguien con características sociópatas. En el otro extremo, están las personas que tienden a culparse a si mismos, a pesar de que su participación en la causa de un problema fue mínima o ninguna. Existen otros que tienden a culpar a un poder divino como forma de castigo por sus pecados, o simplemente, a "la mala suerte."

Las razones en el proceso de culpar son diversas. Sin lugar a dudas, el carácter de una persona es importante en la forma de culpar a otros. En algunos, culpar a otros es un mecanismo defensivo en donde uno proyecta o niega la culpa para reducir estrés. En otros, culpar también puede verse como una forma de ataque hacia otros con intención de hacer daño. Otros tienden a proyectar culpa simplemente por que es mas cómodo no aceptar responsabilidad por sus errores, además de la costumbre de mentir innecesariamente. Otra perspectiva interesante es aquella que cree que "la vida no siempre es justa". Según este punto de vista, a la gente le suceden cosas desagradables debido a "la mala suerte" o a que "Dios los castigó", por lo tanto, es culpa de ellos. El problema con esta opinión es que se tiende a culpar a la víctima asumiendo que se "portó mal", o "él mismo se lo buscó", postura con la cual no estoy de acuerdo.

La tendencia a culpar a otros generalmente crea desconfianza en la gente que observa nuestra conducta. Asumir responsabilidad por nuestros errores regularmente nos ayuda a relacionarnos mejor con otros porque reconocen nuestra honestidad. Si no está de acuerdo con la perspectiva de este articulo, por favor no me eche la culpa. Gracias por su interés en esta columna.

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