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Javidú: cartas desde prisión

SIN LUGAR A DUDAS...

PATRICIO DE LA FUENTE
Ninguna mujer ha caído en la perdición, nunca sin la ayuda de un hombre”

— Abraham Lincoln

Hace seis años todo era buenaventura, estaban de regreso en Los Pinos y el futuro se advertía dorado -vaya que literalmente lo fue- para una nueva camada de gobernadores priistas. Según el entonces presidente y cachorro de la “revolución de Atlacomulco”, dichos cuadros le daban bríos al partido hegemónico. Tras doce años de transición que nunca terminó de cuajar del todo, la enfermedad quiso demostrarnos que era mejor que el remedio. Así nos fue.

No lo digo a la distancia. Queda para la historia el video donde Enrique Peña Nieto se deshizo en elogios hacia quienes consideraba dignos representantes del nuevo PRI y sus mejores prácticas: Roberto Borge, César Duarte y Javier Duarte de Ochoa. Viéndolo en retrospectiva, seguramente Peña Nieto quiere darse de topes desde el exilio de impunidad pactada, en el que sin pena ni gloria habita porque a la hora de los saldos y las culpas, que el PRI no esté hoy en Los Pinos en mucho se debe precisamente a los Borges, Duartes y otros virreyes del serpentario tricolor.

Ocupado con las reformas estructurales y en la praxis de un oficio que le quedó enorme, Peña Nieto permitió a sus golden boys hacer y deshacer a sus anchas hasta que por la presión mediática y popular, varios de ellos se tornaron en elementos radioactivos e insostenibles a los que hubo que sacrificar.

Los consentidos del presidente habrían de convertirse en la generación más voraz de gobernantes de la que exista memoria. En comparación, los antecesores de dichos hombres eran niños de pecho. La mayoría se comportó, más que como gobernadores, cual auténticos traficantes y mercenarios de la política.

Ahora desde la cárcel, Javier Duarte da visos de haber desarrollado un cuadro de sociopatía y desmemoria selectiva que recordó a Arturo “El Negro” Durazo. Descubierta la mansión a las faldas del Ajusco y el Partenón de Zihuatanejo, Durazo aclaró que entre la cuadrilla de albañiles se contaba a su señora. “Figurese, era la más entusiasta. Iba de arriba a abajo jalando la carretilla con cemento. Entre todos hicimos las casas, fruto del ahorro y del esfuerzo”, decía casi aguantando reírse.

Flores Tapia, quien hace treinta años declaró que tenía algunos ahorros gracias “a las regalías que le daban sus libros”, es cosa baladí comparándolo con el ex gobernador de Veracruz.

Ayer, Javier Duarte le marcó a Ciro Gómez Leyva para hacer ciertas aclaraciones que no tienen desperdicio y te pido rescates, querido lector. No dijo que su esposa Karime Macías empuja carretillas pero sí quiere que sepamos que anda muy justa de dinero y sobrevive modestamente en Belgravia, el mejor barrio de Londres, con “apenas” 180 mil pesos mensuales. Karime Macías no está en México, aclara Javidú, porque ha sido víctima de una atroz persecución política. Cual el “Lonje Moco” de Eugenio Derbez, Karime nada sabe ni nada supo pero, afortunadamente, sí fue previsora y se hizo de algunos ahorros y entre eso, el guardadito de Duarte y la generosa mano de amigos, hoy vive una atribulada y muy modesta existencia en Londres.

“Todo mundo cree que soy multimillonario, pero me estoy tronando los dedos para mantener a mi familia en Londres con la ayuda de familiares y amigos”, aclara Duarte de Ochoa a la opinión pública. Pero también, dado que la charla al espacio radiofónico de Ciro fue prolongada, el ex gobernador se dio el tiempo, faltaba más, para opinar de temas políticos y respaldar la gestión del nuevo mandatario. “Yo veo al Presidente Andrés Manuel López Obrador como un presidente muy sólido, con una base muy fuerte de apoyo ciudadano. Veo un Presidente totalmente respetuoso de las instituciones y fortaleciéndolas”, asentó el hoy preso, quizá buscando que la Cuarta Transformación se olvide de sus transgresiones tal como ocurrió con Elba Esther Gordillo.

Así las cosas, Javier Duarte de Ochoa hizo un oportuno desglose de los gastos de Karime en Londres. Seamos compasivos, amable lector. Dentro de las enormes tragedias y estrecheces que experimentan millones de mexicanos a diario, sin duda mero arriba está vivir en Londres con 180 mil pesos. Así no alcanza, así la vida no vale nada.

Mostremos, por Karime, un mínimo sentido de conmiseración. Ella, al igual que Javier, es víctima de las circunstancias.

Mientras Veracruz vive uno de los momentos más graves en su historia, a Karime la vida le aprieta; 180 mil pesos en Europa. Menuda desgracia que nadie merece…

Twitter @patoloquasto

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Escrito en: sin lugar a dudas

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