agencias
Santa María La Ribera, la colonia más antigua de la CDMX, se está reinventando. Te recomendamos cinco sitios imperdibles que merecen más de una visita.
1. Kiosco Morisco. Es el icono de la colonia y el corazón de la Alameda. Cada pieza que conforma este titán de hierro fue fundida en Pensilvania. Su diseño está inspirado en la arquitectura islámica, con columnas redondas, incrustaciones de bronce y una cúpula de cristal. Se ubica en el cuadrante de las calles Salvador Díaz Mirón, Dr. Atl, Manuel Carpio y Jaime Torres Bodet.
2. Museo de Geología. La recreación de un esqueleto de mamut hallado en la carretera México-Puebla, en 1926, es la que te recibe cuando entras a este museo. Bajo el resguardo de la UNAM, su vocación es divulgar el conocimiento científico de las ciencias de la Tierra. En tres salas, conviven meteoritos, minerales y fósiles de dinosaurios. Dedica tiempo a la arquitectura del edificio; la fachada está labrada en roca volcánica. Al interior, su escalinata art nouveau conduce a una exhibición de 10 lienzos de José María Velasco y un vitral que representa la famosa mina de sal polaca de Wieliczka (Entrada: 25 pesos. Jaime Torres Bodet 176).
3. Chilakillers. El público votó para que la segunda sucursal del "templo del chilaquil", que se ubica en Avenida Revolución, estuviera en Santa María la Ribera. Fiel a su decoración kitsch - con muros intervenidos por artistas locales, mesas forradas con manteles de plástico y veladoras encendidas a santos - este restaurante ofrece porciones generosas de chilaquiles bañados en salsas de frijol, mole, chipotle y la extra picosa. Tú eliges si los acompañas con huevo, pollo, arrachera, costilla o nopal asado. La media u orden completa también se puede pedir en torta. Abre de martes a domingo (Santa María La Ribera 100).
4. Trama. Zapatos hechos 100% a mano es lo que ofrece este taller artesanal de calzado. El mismo creador de la marca, Benjamín Saravia, te recibe para tomar las medidas de tus pies y recomendarte el calzado que mejor se adapte a éstos. En cada par de zapatos, intervienen cinco artesanos. Incluso uno de ellos trabajó para el taller de la marca Dior (Precios: desde 500 pesos. Amado Nervo 50, interior 7).
5. Comixcal. Los sabores de Oaxaca en la calle de Dr. Atl. Además de las clásicas tlayudas, prueba el "verde de espinazo" (mole típico de los valles centrales oaxaqueños que se sirve con carne de cerdo) y las enchiladas de coloradito. Vuélvete un experto en mezcal: ofrecen diferentes variedades de agave y cada una se explica en la carta, misma que menciona al maestro mezcalero que lo elaboró (Dr. Atl 176).
La Narvarte es un pecado
Reflectores a la Narvarte que, poco a poco, se está posicionando como una de las mecas foodies de la CDMX. Pero, entre cafeterías y pequeños bares, se esconden tiendas especializadas y un museo dedicado al azúcar.
1. Costra. En esta panadería y cafetería, cada pieza está elaborada con masa madre, es decir, su base es sólo agua y harina que se fermentan sin levaduras artificiales. A las ocho de la mañana, el pan sale del horno: conchas de matcha, croissants rellenos de nutella y barras de pan blanco crujientes y cubiertas con semillas son parte de los dulces pecados a los que nadie se resiste. Ahí mismo, puedes comer chapatas y sándwiches de queso gouda y cebollitas caramelizadas. Para acompañar, hay café y chocolate recién batido (Universidad 371 B).
2. Museo de Arte en Azúcar México. Marithé De Alvarado es el nombre de la primera escultora de azúcar que nació en México. En la década de los años treinta, la artista innovó en la decoración de pasteles al incluir figuras de muñecas o réplicas de la Torre Eiffel y el castillo de Cenicienta elaboradas con azúcar glass, fondant y pastillaje. Su talento, que reúne más de 100 piezas, se exhibe en su propia casa, convertida en museo y atendido por su hija Dulce María. El espacio consta de tres salas y puedes ver desde la Iglesia de Dolores hasta una representación de mujeres orientales danzando. Dedicarás dos horas, como mínimo, a apreciar los finos detalles de cada escultura (Entrada: 50 pesos. Es forzoso hacer reservación: Tel. 5523 8434. Cuauhtémoc 950).
3. San Canito & Gato´Stones. Si eres de los que no sale sin su perro o gato, debes hacer una parada en esta estética-cafetería-boutique. Más allá de poder bañar tú mismo a tu mascota, cuentan con un menú de cervezas, helados y pasteles elaborados exclusivamente para ellos. Echa un vistazo a sus diseños de ropita, hay chalecos bordados, guayaberas y hasta disfraces de Chucky o vampiro, para que "pidan su calaverita" en Día de Muertos (En Morena 763).
4. La Secina. Desde Yecapixtla, Morelos, llega la cecina con la que se elaboran suculentos ceviches, aguachiles, tlayudas y, por supuesto, taquitos acompañados de frijoles de la olla, crema de rancho y tortillas hechas a mano. El menú también incluye fideos secos, chapulines asados, sopes y quesadillas (Obrero Mundial 305).
5. La Perdida. Después de vagar por las calles, toma un descanso en este pequeño bar especializado en cervezas artesanales. La selección incluye 12 variedades en barril y otras tantas en botella, procedentes de todo el mundo. Puedes hacer catas en el bar o para llevar a tu casa (Diagonal San Antonio 1684).
Date una vuelta por la Juárez
En la Colonia Juárez, las enormes mansiones de arquitectura afrancesada y sus calles con nombres de ciudades europeas le han dado cobijo a la comunidad LGBTTTI de la capital chilanga. Pero, entre antros, microteatros y boutiques para los abrazados por la bandera del arco iris, hay otros recintos de los que todos hablan, y nosotros te decimos cuáles son.
1. Rosetta. Es la tercera panadería de la chef Elena Reygadas; sus primeras sucursales están en la Colonia Roma. El lugar consiste en una barra pequeña y un tapanco que suelen estar siempre llenos, sobre todo por las mañanas, cuando el pan está recién salido del horno. No dejes de probar los 8 rellenos de vainilla y chocolate, ni los éclairs miniatura que puedes "sopear" en leche de nuez macadamia. Justo a un lado, está el Café NiN, también de la misma chef. La carta de platillos incluye mariscos, ensaladas, tapas y vino por copeo (Havre 73).
2. Mucho Mundo Chocolate. La vista, el gusto, el olor y el tacto son los principales actores de la experiencia que ofrece el primer museo de la Ciudad de México que se dedica a resaltar la historia, producción y consumo del cacao. Los salones de una casona de 1909 no sólo exhiben molinillos y tazas, también hay un cuarto con las paredes cubiertas de tablillas de chocolate y sacos gigantes llenos de especias que penden del techo. La actividad principal consiste en identificar los ingredientes que forman parte en la elaboración de una barra de chocolate. Cuenta con cafetería y tienda (Entrada: 75 pesos. Milán 45).
3. Aeromoto. Es una biblioteca pública especializada en arte contemporáneo, cuyo acervo se ha recolectado de "mano en mano", por donaciones de vecinos, artistas, amigos y colegas de sus fundadores. Hay más de mil 500 ejemplares de libros, revistas, postales, audios y carteles que puedes consultar, mientras degustas una taza de té o café. Hacen préstamo de libros para llevar a casa; sólo debes pagar una membresía anual (Venecia 23).
4. Comedor Lucerna. Es un colectivo gastronómico de pequeños locales de hamburguesas, pizzas y hot dogs gourmet; hay una paletería y una barra de coctelería, todo a buen precio. Comes al aire libre, pero protegido por un techo enorme de sombrillas multicolor (Lucerna 51).
5. Fifty Mils. El bar del hotel Four Seasons se encuentra en la lista de los 50 mejores del mundo. El menú de tragos incluye clásicos y de creación propia. Aquí entra el Blooming martini: en vodka Ciroc se sumerge una flor de té de jazmín que muere en cuanto el trago se termina (Paseo de la Reforma 500).
