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La importancia de cocinar en casa

En los niños que comen de manera habitual en familia, según las estadísticas, se observan tendencias de ingestas más saludables. (ARCHIVO)

En los niños que comen de manera habitual en familia, según las estadísticas, se observan tendencias de ingestas más saludables. (ARCHIVO)

AGENCIAS

El hecho de cocinar juntos desde la infancia tiene un efecto increíble en la actitud de los niños hacia la comida.

Cocinar en casa supone una gran planificación, por supuesto, pero junto con nuestros hijos, podemos elaborar una lista de la compra -practicando la escritura y aprendiendo sobre diferentes alimentos- o preparar un calendario de menús -escuchando las ideas de nuestros hijos e involucrándoles en las pequeñas decisiones.

Cocinar juntos no es nada aburrido, sino todo lo contrario, aunque es cierto que puede ser más lento y engorroso. Dependiendo de la edad del niño, lavar o cortar verduras puede ser un trabajo ideal, además de poder ayudar con las albóndigas o las croquetas, ¡les encanta mancharse las manos!

Para niños que son malos comedores, participar en la elaboración de los menús, en la compra o en el cocinado, puede aumentar el atractivo de alimentos que antes no tenían intención de probar.

Disponer de tiempo para cocinar sumado a la necesidad de planificar con antelación para elaborar menús tradicionales no es fácil, pero, si regresamos a nuestras raíces de la dieta mediterránea, tan completa y equilibrada y tan llena de alimentos frescos y de temporada, concienciaremos a nuestros pequeños de la importancia de mantener unos hábitos alimenticios apropiados que perduraran hasta la edad adulta.

Con el inicio de la alimentación complementaria, comer en familia permite al bebé observar los movimientos de masticación, además de enseñarle cómo se utilizan los cubiertos. Aunque pueda resultar inverosímil, el hecho de observar a un progenitor -o un hermano, por supuesto- consumir los mismos alimentos que él tiene delante, le muestra también a diferenciar lo que es seguro comer y lo que no.

Comer juntos es ejemplo. Además de para enseñar a los niños buenos modales en la mesa, comer juntos permite al niño observar la actitud del adulto frente a los diferentes alimentos e imitarla, así que, ¡mejor no pongas caras raras en la mesa!

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Escrito en: ALIMENTACIÓN NUTRICIÓN

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