El padre Soárez platicaba con el Cristo de su iglesia.
-Señor -le preguntó-: ¿quién es mi prójimo?
Con una palabra respondió Jesús:
-Todos.
Añadió en seguida:
-Para los hombres del Antiguo Testamento el prójimo era el que estaba cerca: el pariente, el amigo, el paisano. Yo vine a enseñar que el que está lejos también es tu prójimo, y aun el que es contrario o diferente a ti. Todos los hombres son tu prójimo. Si no aceptas eso no me aceptarás a mí.
Concluyó el Señor:
-Hay quienes dicen: "Amo a mi prójimo, pero me reservo el derecho de decir quién es mi prójimo y quién no". Los que así hablan no se deben llamar cristianos. No lo son. Tampoco son plenamente humanos.
El padre Soárez recordó el mandamiento de Jesús: "Ama a tu prójimo como a ti mismo", y pensó que el Señor no nos pidió demasiado. Después de todo él nos amó más que a sí mismo.
¡Hasta mañana!...