Feliciana y Alma Yazmín, madre y hermana de Rebeca, respectivamente, piden a las autoridades encontrarla con vida. Tienen casi cuatro meses que no saben nada de ella. (EL SIGLO DE TORREÓN)
"¿Dónde está Rebeca? Así quiero que le ponga a lo que va a escribir de mi hija", dice Feliciana.
Desde hace más de tres meses, nadie sabe nada de Rebeca. La última persona que la vio con vida fue su pareja sentimental. Él dice que Rebeca se fue a la Ciudad de México para arreglar unos papeles de su finiquito.
Feliciana carga en sus manos un grueso expediente sobre el caso de Rebeca y la custodia de sus nietas, la cual pelea por el entorno violento en el que estaban inmersas.
Fueron ellas quienes pidieron buscar ayuda para salir de ese "infierno", pero querían sacar también a su madre; sólo ellas encontraron eco.
Feliciana dice que tiene un mal presentimiento. Rebeca nunca se va sin avisarle y menos teniendo a sus hijas con ella.
Ella fue testigo de varios episodios de violencia que vivió Rebeca a manos de su pareja sentimental.
"Un día la golpea, me habla Gabriel (hija de Rebeca de 11 años) y me dice:
-¡Abuelita, abuelita, está golpeando a mi mamá! Y ahí voy. Le digo a mi hija:
-¿De veras quieres continuar con este pelado? Un mal golpe no te lo va a quitar nadie, cuánto falta para que te llegue ese golpe a la nuca, Rebeca".
La madre refiere que ese día la pareja sentimental le había dado unos tablazos a su hija.
Narra que en otra ocasión el hombre puso una navaja en el cuello de su bebé y amenazó con matarla.
"Le pega muy feo, tanto que Rebeca le habla a la patrulla. Quiso asustarlo, según ella, pero él agarra a la niña chiquita, tenía unos 4 meses ó 5; toma una navaja y se la pone en el cuello. Le dice:
-Los dejas entrar y se va la niña conmigo.
Entonces llega la policía y les dice que ya se fue y una de sus hijas le hacía con los ojos que no. Un policía capta y le dice:
-Señora, déjenos entrar, sabemos que está ahí. Ella se asomaba y él seguía con la navaja".
Al final la policía se retira. Hartas de esta situación las niñas piden ayuda a su abuela.
"Abuelita te quiero decir algo, ya no soportamos que la esté golpeando. Es cuando me piden que las ayude y las lleve a un lugar. Vamos al DIF y nos trataron como no se imagina. El licenciado me dijo que no iba a mandar traer a mi hija para que ahí estuviéramos como verduleras de Alianza".
Salieron sorprendidas por el trato, llorando y desesperanzadas. Prácticamente no sabían qué más hacer o quién las pudiera ayudar.
"Cuando salíamos de ahí, las lágrimas era de dolor, me dolía mucho y es cuando me mira una señora y me dice que vaya al Centro de Justicia". De ahí la mandan a la Procuraduría de los Niños, Niñas y Familia (Pronnif) quien inicia el proceso para entregarle la custodia.
El 30 de octubre del año pasado dice Feliciana que Rebeca se veía triste. Ella cree que por la presión que sentía al no tener a sus hijas con ella y por la situación de violencia que atravesaba.
Ese día les llevó hot cakes a las niñas y después de un rato de convivencia, estuvo mensajeando por un buen tiempo. Luego se fue.
"Oye amá, ya me voy. Voy a la casa, ahorita regreso". Pasó ese martes, miércoles y el jueves las niñas piden que a su abuela que le marque. Lo hace, pero no contesta. Tampoco su cuenta de Facebook estaba abierta. Rebeca desapareció.
Sin recursos, Feliciana libra una doble batalla: la búsqueda de su hija y el juicio por la patria potestad de la niña más pequeña de Rebeca, de las tres que tiene, quién la está peleando la pareja sentimental y a quien acusan de violencia.
Ninguna ha sido fácil. En la Fiscalía para Personas Desaparecidas simplemente no avanza la investigación. Otra mujer más que "se tragó" la tierra.
En los juzgados familiares es la defensoría de oficio la que lleva el caso. Feliciana tiene miedo de perder a su nieta.
Si tiene alguna información sobre el paradero de Rebeca, puede comunicarse a los teléfonos 7 20 08 70 y 6 88 47 04 de la Fiscalía para Personas Desaparecidas. También se puede reportar a través de la página de Facebook Fiscalía Desaparecidos Región Laguna I.
— Feliciana, mamá de Rebeca