Llevado por un notable y muy respetable impulso reformador el Presidente de la República, una vez más como en otras ocasiones, se ha ido de bruces al ratificar el miércoles de esta semana que ha de reducirse, al menos en un 50%, el subsidio que dentro del Programa de Estancias Infantiles para Apoyar a Madres Trabajadoras se daba a más de nueve mil Estancias Infantiles que existen en la República. Desde enero de 2019 ya no reciben el subsidio de 950 pesos por niño que durante 12 años pagaba SEDESOL.
Como justificación, el Presidente afirmó que la Auditoría Superior de la Federación detectó que muchas de las estancias controladas por Sedesol no acreditaron la debida capacitación de más de 20.000 responsables de las estancias y que en 319 de ellas no se había acreditado el cumplimiento de los requisitos de afiliación.
Se supone que las estancias infantiles son un foco de engaños tanto a los necesitados y sus familias como a las autoridades que las sostienen. Además, los recursos a las entidades no llegaban o bien llegaban tarde "y con moche".
Hay, empero, más de fondo. En su conferencia mañanera el pasado martes el presidente López Obrador declaró que mandó recortar el subsidio a las estancias infantiles de 4 mil millones a 2,2 millones porque ellas eran una parte de "la concepción neoliberal de privatizar" lo que es, evidentemente, un argumento irrefutable para condenar fulminantemente un programa que hace años viene beneficiando a millones de mexicanos en la más calificada pobreza. La ideología, incluso encima de campañas políticas, como árbitro supremo de la acción social.
Para corregir la indeseable situación el gobierno decidió no entregar el subsidio a las estancias sino directamente a las madres de familia. De las 9,126 estancias que funcionan en la República 2628, más de 50%, se encuentran en estados de certificada pobreza como México, Guerrero, Chiapas, Veracruz y Puebla. Las condiciones en que la mayor parte de la población vive dejan claro que aun con los 1600 pesos bimestrales que ahora recibirán personalmente, muchas madres no podrán pagar un servicio propio que sustituya el de la estancia con que contaban. Tampoco cuentan con el apoyo de las abuelas que muchas veces también trabajan.
El cierre de instituciones necesarias para la comunidad nacional se ha dado en el pasado alegando la corrupción en que cayeron pero sin corregir el mal. En lugar de remediar el mal que se incrustó en la entidad mediante vigilancia, corrección o castigo, se desecha la institución dejando sin atender la necesidad que en primer lugar dio origen a la misma. Nada hay que decir del sospechosismo que precede y que destruye el prestigio y que explica el ciclo de creación, corrupción y extinción muchas organizaciones públicas todo lo cual resulta altamente dispendioso ya que requiere la reposición del organismo que se eliminó sin remediar el supuesto mal.
Las consecuencias del recorte a las estancias son graves y las protestas son inevitables. El sistema que se vulnera prácticamente hasta su extinción es parte imprescindible para millones de familias que se atienen a él como también a otros programas que el mismo gobierno ha instituido para los ciudadanos mayores o para los jóvenes.
El cúmulo de miopías impide apreciar la realidad social que todos estábamos seguros que el nuevo gobierno conoce a la perfección.
El Alcalde del Municipio de Hidalgo de Parral de Chihuahua, Jorge Alfredo Lozoya Santillán, ya presentó ante la Suprema Corte la primera de muchas controversias constitucionales que se preparan con el objeto de que no se aplique el Presupuesto Federal de Egresos que establece el recorte de los recursos destinados al Programa de Estancias Infantiles.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos declara que la reducción mencionada impactará negativamente en las garantías de los menores de edad y sus familias al restringir el derecho a la educación y estimulación temprana a vivir en condiciones de bienestar y a un sano desarrollo integral para los pequeños.
Ya se instalaron grupos en el Zócalo de la ciudad de México para protestar contra el recorte que revela la manera irreflexiva de tomar decisiones de gran trascendencia. El cúmulo de miopías oficiales impide apreciar la realidad social que todos estábamos seguros que el nuevo gobierno conoce a la perfección.
Instaurar la Cuarta Transformación es una meta de dimensión histórica pero lo primitivo de su impulso inicial revela una inexplicable y desconcertante carencia de preparación, sensibilidad, oficio político y falta de siquiera de consensos internos todo lo cual contrasta con lo que suponíamos apreciar tratándose del experimentado líder que hasta ahora ha sido López Obrador.
