Hace ya un par de años, luego de mi retiro del octágono, tuve la oportunidad de conocer a Kelvin Gastelum en un torneo nacional de Jiu-Jitsu celebrado en la Ciudad de México. El peleador de raíces mexicanas, se encontraba en tierra azteca para protagonizar la función estelar del UFC Fight Night Monterrey.
En dicha cartelera, Gastelum enfrentó a Neil Magny. El combate se fue a la decisión de los jueces y las tarjetas no favorecieron a Kelvin. Tras esta derrota tuvieron que pasar varios años antes de que figurara nuevamente en la fila de los pesos medios de UFC. Tras vencer a Vitor Belfort, Michael Bisping y "Jacare" Souza logró perfilarse como retador al título en manos de Robert Whittaker.
No obstante, a unas horas de medirse con el campeón, una hernia abdominal desdibujó la cartelera del UFC 234.
Más increíble aún fue el anuncio hecho por Gastelum. A mitad de la función apareció portando el cinturón y dijo que en su calidad de retador y en ausencia del actual campeón, él debía ascender al trono de los pesos medios.
Este hecho, que causó confusión en un principio, tiene sentido para Gastelum. Tras ser interpelado por la prensa, respondió: "En mi mundo, en el mundo de la lucha grecorromana, si hacemos el peso y por alguna razón uno de los peleadores no puede, entonces, como se dice en inglés, un forfeit me da la victoria, ahora soy campeón".
Pese a la lesión repentina y la autoproclamada victoria de Gastelum, el peleador australiano, Whittaker conserva la calidad de campeón indiscutido.
El cinturón aún está lejos del advenedizo Kelvin. Debe enfrentar y derrotar al monarca si quiere que su estancia en la cima del peso mediano sea legítima.
