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Ted Cruz, Trump y El Chapo

SIN LUGAR A DUDAS...

PATRICIO DE LA FUENTE
Ya no miro hacia atrás, me distrae del ahora”

— Edna Mode

No me ayudes, compadre. El mandamás de Estados Unidos está frotándose las manos al ver que podría desenredar el nudo gordiano referente a la aprobación del presupuesto y los fondos para construir su muro con México. Todo gracias a un famoso senador, y también a un más famoso narcotraficante.

Aunque Trump sufrió duros reveses y es claro que los demócratas no cederán 5 mil 700 millones de dólares para un capricho totalmente electorero e innecesario, alguien tuvo a bien abrirle los ojos y darle una idea. Aunque está por verse si dicha idea es viable y procedente, en términos mediáticos y políticos le regala el suficiente oxígeno para lucrar con la carta del muro de aquí a que inicie la siguiente campaña.

Ironías del destino, Joaquín “El Chapo” Guzmán y los 14 mil millones de dólares que presuntamente acumuló producto de actividades ilícitas, podrían convertirse en lo mejor que le ha pasado a Donald Trump a la hora de preparar el pan y circo que tanto entretiene a sus votantes. Y es que según el senador Ted Cruz, es posible que de ser incautada, la fortuna de Guzmán Loera pueda utilizarse para todo tipo de menesteres incluida la seguridad fronteriza.

Ted Cruz y Donald Trump fueron rivales de cara a la nominación republicana, pero como en política la rivalidad es pasajera y la conveniencia una constante, hoy han encontrado un punto de coincidencia del cual ambos sacarán ventaja hasta el cansancio.

Ted Cruz no es, en ningún sentido, lo que podríamos llamar un hombre de medias tintas. De hecho, resulta un lobo de mar como abogado. Fue fiscal general en Texas, sirvió a Bush y políticamente ha sobrevivido a más de un vendaval en lo que se considera como un meteórico ascenso hasta las grandes ligas.

Sus posturas son meridianamente claras, polémicas, y chocan con el status quo de Washington, sitio donde tiene pocos amigos. En algunos aspectos, Cruz es muy parecido a Donald Trump. Su estilo siempre va en ruta de colisión con los personajes de siempre que lo ven como un advenedizo.

Sin embargo, a Ted Cruz no le interesa hacer amistades en las atlas esferas sino abordar conceptos e ideas que sean populares para su base electoral y le acarren nuevos adeptos. Al igual que Donald Trump, Cruz posee una capacidad asombrosa para hablar el lenguaje llano y coloquial del votante promedio, aquél que se siente abandonado por el Gobierno y desconfía de los políticos de siempre no importando si son republicanos o demócratas.

El voto duro de Cruz también se parece al voto duro de Trump: personas cuyos trabajos están en entredicho en parte gracias a la inmigración ilegal pero también debido al avance de la tecnología y la mano de obra barata en países emergentes. Los votantes de Cruz anhelan la promesa que construyó una narrativa de sueño americano popular en los años cincuenta del siglo pasado pero hoy inviable, y añoran un país seguro, sin amenazas extranjeras.

Hace poco, Cruz calificó de vergonzosa y tibia la postura del Gobierno de México respecto a la dictadura de Nicolás Maduro y en pocas palabras afirmó que no se podía contar con nosotros. No importándole demasiado el qué dirán, a Cruz le gusta estar en el ojo del huracán. Con Barack Obama fue sumamente crítico (en ello estriba su meteórico ascenso a la escena nacional) al punto de acusarlo de tener deseos de destruir la Constitución y la República. Sobre sí mismo, Cruz afirma que su padre inventó la ensalada con huevos y disfruta siendo otro hijo incomprendido de los medios de comunicación. “La prensa suele dividir a los conservadores en dos grupos: malvados y estúpidos. Es un honor que hayan creado una tercera categoría para mí: loco”, dice.

En 2017, Cruz presentó un proyecto de iniciativa de ley llamado “de aseguramiento legal de activos para proporcionar orden”. Con ello, se reservaría cualquier “beneficio obtenido ilegalmente” como resultado de cualquier empresa criminal del narcotraficante Joaquín Guzmán Loaera para asuntos de seguridad fronteriza incluidos un muro. Es decir, que de ser aprobada por ambas Cámaras, el dinero mal habido de El Chapo y otros narcotraficantes podrá ser utilizado como mejor considere el Gobierno.

En tal sentido, Ted Cruz ha sido insistente pero fue hasta ahora que su propuesta encontró eco en el presidente. “Al aprovechar los activos perdidos de El Chapo y otros narcotraficantes asesinos, podemos compensar el costo de asegurar nuestra frontera y tener un progreso significativo para cumplir con las promesas hechas a los americanos”, insiste el senador y claro, Donald Trump ya dijo que su propuesta es muy, pero muy interesante.

De prosperar, cosa improbable pero no imposible, las fechorías de Joaquín “El Chapo” Guzmán podrían pavimentar la segunda entrada de Trump a la Casa Blanca. Vaya que el destino es muy caprichoso…

Twitter: @patoloquasto

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Escrito en: sin lugar a dudas

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