VOZ DEL DIHABLO

El escudo del rockero o metalero, en muchos casos, es esa imagen de “maldad” que busca proyectar a través de un atuendo; botas toscas de trabajador de minas, pantalones y playera negras... y ya. Pelo largo, cara de perro, canciones dedicadas a Satanás. Barba, cuando crece. Y luego la gente que los ve desde afuera “se asusta” y se la cree... o los etiqueta, y así el ‘rocker’ se siente diferente, rebelde, “malote”. ¡Hasta discriminado! Esa es solo una posibilidad.

Ya todos sabemos que la música se expresa de formas misteriosas y que cada quien es tan libre de apropiársela de manera que mejor le parezca.

El rock, como forma de expresión, nace de romper reglas y fusionar ritmos; la evolución natural del ser humano hacia lo inalcanzable o supremo. Sin embargo, muchos músicos que han sido duramente criticados o injustamente etiquetados han expresado en su oportunidad que cantarle “al Diablo” no es más que una grito a la autoridad, a lo establecido, ir contra las normas y los convencionalismos sociales; Shout at the Devil. Tom Araya, voz de Slayer, le canta al chamuco con su afamada banda al mismo tiempo que profesa la religión católica cristiana, según la tradición de su familia latina.

Kiss, identificados en un tiempo como ‘killers in Satan service’, tienen un sinfín de baladas ñoñas y temas aburridos; hasta a la moda del MTV Unplugged le entraron.

Dave Mustaine, que en antaño se distinguía por ser rudo y “oscuro”, se ha vuelto al cristianismo y ahora dedica su vida a las alabanzas, aunque no deja de recibir millones dólares por sus primeros trabajos blasfemos creados bajo la inspiración maléfica de su satánica majestad. Tenemos también el caso de Iron Maiden, que hicieron del 666 un himno propio, editaron el que fue nombrado en mayo de 2012 como el mejor disco británico en 60 años, por encima de verdaderas obras de arte (al menos para unas multitudes) como: Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, Abbey Road, Revolver y White Album (The Beatles); The Dark Side of the Moon (Pink Floyd) y A Night at the Opera (Queen) o éxitos comerciales de épocas más recientes como el Violator de Depeche Mode o (What’s the Story), Morning Glory?, de Oasis.

Sí, la portada esa fea al Eddie por encima del Diablo se impuso con una producción musical que si bien es indispensable en la historia del ‘heavy metal’, el tema que da nombre al disco no es lo mejor de su discografía. “Six, six, six, the number of the Beast; Sacrifice is going on tonight...” se vuelven en un instante en una porra común a la música de los marginados.

Pero remontémonos al 22 de marzo de 1982, cuando esta obra maestra conoce la luz del mundo. El arte cobra un nuevo toque en su interior, cuando después de feroz lucha, el guerrero Eddie logra cortarle la cabeza al mismísimo demonio. El disco que apenas rebasa los 40 minutos de duración logró traspasar fronteras de geografía y temporales; llegó al número uno en Reino Unido y logró certificación de disco de platino en Estados Unidos. El sencillo Run to the Hills fue el primero de Iron Maiden en alcanzar el ‘top 10’ su natal. Y así, en medio de un mundo de críticas, los caballeros británicos se abrieron paso en el sinuoso mundo del ‘heavy metal’, y de paso le abrieron camino a miles de bandas más en todo el globo.

¿Dónde queda pues la maldad del hombre joven? Bruce Dickinson, principal voz en la historia de Iron Maiden es ahora un exitoso empresario, conferencista, productor, piloto aviador y prominente escritor.

Superó además la enfermedad del cáncer, gracias a Dios.

Es Bruce el ‘front man’ por excelencia de la banda. Pese a que los otros dos vocalistas famosos lograron grabar también trabajos brillantes.

En días recientes, circuló la notica de que otro renegado de la divinidad, Ozzy Osbourne, se encontraba delicado de salud, apenas unos meses después del “estudio científico” dedicado a su estado de inmunidad tras una larga vida de excesos.

El Príncipe de las Tinieblas parece estar mejor según su ex Sharon, ‘God bless you!’, pero de que un día se va a morir, ni duda cabe ya. Hasta de una gripa.

“Satánico” o no, el rock ha sido refugio de muchos y pasatiempo de otros, sin olvidar que hay más vida después del ‘heavy’. Por hoy escucho a A New Revenge, con ‘Ripper’ Owens, Rudy Sarzo, Keri Kelli y James Kottak como protagonistas de un nuevo “súper grupo”, la forma en que se mantienen vigentes los viejos conocidos.

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