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Libros de a tostón, pero escuelas cerradas

Asuntos corporativos

EDGAR SALINAS

Pues hubo quien criticó ácidamente la intención del Fondo de Cultura Económica gerenciado por Paco Ignacio Taibo II de vender libros a cincuenta pesos con el ánimo de fomentar la lectura.

Quizá la animadversión hacia el escritor hoy a cargo de la institución fundada por don Daniel Cosío Villegas (autor de "El estilo personal de gobernar", un clásico que hoy merecería reediciones de cincuenta pesos a la venta para su lectura y reflexión), explique parcialmente los comentarios reprobatorios en redes sociales de esa medida; quizá las diferencias ideológicas y partidistas también sean parte de esa explicación; es probable que la ignorancia haya sido otro elemento y no descarto la estupidez.

El Fondo de Cultura Económica posee una extensa red de veintiocho librerías en el país y una decena en Iberoamérica. De las cuales mi favorita es la de Guadalajara, allí en Chapultepec. El Fondo es un gigante editorial que tiene en circulación más de cinco mil títulos. De modo que es un actor fundamental para promover la lectura y sí, acercar los libros a todos los presupuestos.

Es desconcertante que la polarización política del presente impida reconocer la valía de una iniciativa de esta naturaleza en un país que lee muy poco, casi nada. Tengo claro que muchas de las posiciones públicas de Taibo II durante la campaña electoral le acarrearon críticas a granel y, personalmente, difiero de muchas de ellas. Pero que aún esta iniciativa sea criticada me parece demasiado.

Como me parece también demasiado que se haya creado una gran expectativa al respecto y el Fondo haya anunciado recientemente solo un listado de cincuenta títulos a cincuenta pesos. Es decir, el 1 por ciento de sus títulos en circulación (entre los títulos anunciados se encuentra "Los hoyos negros y la curvatura del espacio-tiempo" de Shahen Hacyan que, por otra parte, está gratis en la web y a cincuenta y siete pesos en Busca Libre).

Taibo II ha hecho muchísimo por fomentar la lectura en nuestro país. Personalmente, una colección que de niño fortaleció mi pasión por la lectura fue una que precisamente él coordinó junto con Sealtiel Alatistre, los 20 tomos de "México, historia de un pueblo". Por cierto, los leí prestados de la biblioteca pública que estaba a una cuadra de mi casa. Si en esa época hubiesen puesto a cincuenta pesos cincuenta o setecientos doce títulos del FCE, no me habría servido de mucho porque no había librería del Fondo allí (solo en 28 ciudades del país, las hay ahora), aunque sí había una biblioteca pública cerca de mi casa.

Pero insisto, despreciar esta iniciativa, me parece demasiado. Como lo es el escándalo en las redes por el comentario de Beatriz Muller acerca de Amado Nervo. De pronto resultó que todo México había leído al poeta (como si sus libros costaran cincuenta pesos y los editara el FCE) y montaron indignados en defensa de la correcta pronunciación del seudónimo de Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo Ordaz.

En medio de las disputillas digitales a propósito de si es revolucionario vender libros a cincuenta pesos, o si es un delito inconmensurable no haber pronunciado correctamente el seudónimo de un poeta (casi no leído por la mayoría de quienes salieron en su defensa burlándose de la pronunciación que se le dio a su seudónimo), nos encontramos con que miles de niñas, niños y jóvenes no han tenido clases lo que va de este año por la ausencia de sus docentes. Y la ausencia también de un Estado que tiene como mandato constitucional garantizarles la educación, cuya básica además es obligatoria.

Mucho me temo que el primer paso para leer y fomentar la lectura es saber leer. Y sin clases no hay paraíso.

Este asunto de la polémica por la valía de unos libros a cincuenta pesos o la correcta pronunciación de un nombre, me parece sintomático del desenfoque propio de un ambiente hostil y cargado de prejuicios inútiles como el que nos traemos en México, y ello en detrimento de lo fundamental e importante para crecer sosteniblemente como país.

Si, por ejemplo, a 102 años de la constitución del 17 no podemos garantizar una educación como la descrita por la Constitución, lo demás es humo. Y una vergüenza que se patea cada seis años.

Mucho ruido inútil nos hemos propiciado en los últimos meses en el país. Sintomático también de la indisposición para la escucha y los diálogos constructivos. Viejísimo y enormes retos tenemos como para gastar en nada el tiempo. Ya lo dijo el poeta que un santiamén México leyó:

"¿Rencores? ¡De qué sirven! ¡Qué logran los rencores!/ Ni restañan heridas, ni corrigen el mal./Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,…".

Twitter: @letrasalaire

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