Los científicos dilucidaron cómo esconder una dosis de insulina dentro de una píldora del tamaño de un guisante y crearon un dispositivo ingerible, inspirado en el caparazón de una tortuga, que puede inyectar medicamentos desde el interior del estómago.
Hasta el momento el nuevo invento, reportado ayer por el MIT, solo se ha probado en animales.