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PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD EN MÉXICO / IX

Lugares de memoria y tradiciones vivas de los otomí-chichimecas de Tolimán: la Peña de Bernal, guardiana de un territorio sagrado. Se integra a la lista de Patrimonios Culturales inmateriales en el 2009

Dr. Leonel Rodríguez R

El pueblo otomí-chichimeca, asentado en la zona semidesértica del estado de Querétaro, en el centro de México, ha conservado un conjunto de tradiciones que son testimonio de su relación excepcional con la topografía y el medio ambiente circundantes. Su entorno cultural está presidido por el triángulo simbólico que forman la Peña de Bernal y los cerros del Zamorano y el Frontón. Todos los años, los otomí-chichimecas se congregan para ir en peregrinación a estas elevaciones sagradas llevando cruces milagrosas, a fin de impetrar la lluvia y la protección divina, venerar a sus antepasados y exaltar la identidad y continuidad de su comunidad. A lo largo de todo el año, tienen lugar otras festividades comunitarias que constituyen todo un calendario de celebraciones de ritos centrados en el agua - un elemento sumamente escaso debido al clima de la región - y que exaltan la capacidad de resistencia del pueblo otomí-chichimeca. La celebración de los ritos suele efectuarse en capillas familiares privadas consagradas al culto de los antepasados, o se manifiesta con la elevación de los chimales - imponentes estructuras temporales construidas con carrizo y recubiertas de plantas silvestres - que son ofrendas y símbolos de la resistencia, la vitalidad y sentimiento identitario de la comunidad.

El vínculo entre la cultura espiritual y el espacio físico ejerce una influencia en el arte de la región - en particular en las imágenes religiosas, las pinturas murales, las danzas y la música - y las costumbres que encarnan ese vínculo son componentes esenciales de la identidad cultural de la comunidad.

La Cocina tradicional mexicana, cultura comunitaria, ancestral y viva - El paradigma de Michoacán. Bien inmaterial inscrito en 2010

La gastronomía mexicana es un modelo cultural que comprende desde actividades agrarias, prácticas rituales, conocimientos prácticos antiguos, hasta técnicas culinarias y costumbres ancestrales.

La cocina mexicana se ha visto influenciada por otras cocinas como la española, africana y de Medio Oriente, pero siempre integrando ingredientes y técnicas que se originaron mucho antes de la Conquista Española.

Los elementos básicos de la comida mexicana son: el maíz, los frijoles y el chile. En estos productos se han incorporado métodos de cultivo únicos en su género, como la milpa (cultivo por rotación del maíz y otras plantas, con roza y quema del terreno) y la chinampa (islote artificial de cultivo en zonas lacustres). En cuanto al procedimiento de preparación, se incorporó la nixtamalización (descascarillado del maíz con agua de cal para aumentar su valor nutritivo), así como utensilios únicos en el mundo como los metates y los morteros de piedra que se usan para moler los ingredientes.

Hay otros productos alimentarios también autóctonos que son importantes en la gastronomía nacional, como el tomate, la calabaza, el aguacate, el cacao y la vainilla.

El acto de cocinar en México es considerado una de las actividades más importantes de la vida cotidiana y es casi un ritual y no se hace distinción entre la comida cotidiana y la alta cocina. Es decir, que en cualquier día y para cualquier ocasión, se puede comer todo tipo de platillos y las recetas han sido preservadas con mucho orgullo como una tradición de generación en generación.

La diversidad es la característica esencial de la cocina mexicana, cada uno de los estados posee sus ingredientes, recetas y tradiciones. En la zona norte del país, de clima más agreste y seco, la cocina es más bien austera y de sabores sencillos, aunque no por eso dejan de ser atenticas delicias; en contraste, en el sureste, donde la tierra ofrece más variados ingredientes, hay una explosión de sabores con una cantidad hasta ahora desconocida de platillos y recetarios locales.

Hablar de los platillos que comprende la gastronomía nacional sería casi imposible por la cantidad y variedad que lo compone. Sin embargo, se pueden mencionar algunas peculiaridades que provienen de la época prehispánica como incluir insectos por su alto valor nutricional, como gusano de maguey, chicatanas (hormigas) y chapulines.

Como platillos mundialmente conocidos se pueden mencionar: los tacos, el mole, el guacamole, el chile en nogada, la cochinita pibil y los tamales, entre otros.

Las bebidas mexicanas también son conocidas a nivel internacional, aunque tal vez la excepción sería el pulque. Se distingue el tequila, que se suele beber acompañado de sal y limón, junto con sangrita (bebida picante con jugo de naranja o de jitomate), además del mezcal, cuyo aroma lo hace inconfundible, y la cerveza, con sabores fuertes o suaves han ganado de manera merecida en todo el mundo.

La producción de vinos ha venido creciendo en México y ahora ya son varios los estados que los producen: Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Guanajuato, Querétaro y Zacatecas.

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