Nos encontrábamos en la mesa de operaciones cinco veterinarios dedicados a las pequeñas especies, aunque todas las cirugías son muy importantes, realmente esta operación no ameritaba la intervención de tantos cirujanos. Después de cuarenta años en la profesión, me sentí algo nostálgico y con una gran satisfacción cuando estábamos operando cinco veterinarios, tres de mis hijas: Carolina, Alejandra y Sofía, mi sobrino, Luis, y un servidor. Decidí que nos apoyara mi sobrino que se encontraba de vacaciones de fin de año, recién casado con mi sobrina y aprovechar su técnica quirúrgica, actualmente trabaja en la Ciudad de México en un hospital veterinario y próximo a la apertura de su clínica veterinaria. Se trataba de dos cirugías programadas: "Sombra", una gatita de siete meses para ovariohisterectomía, y "Lucio", un paciente canino de diez años, de la raza Boxer, con tumor escrotal, era su cuarta operación a causa de tumores en cinco años, dos en extremidades delanteras, otra en la base de una oreja y la actual en el escroto. Su dueño, un joven de 27 años, le tenía un gran cariño a su perro y lo encargaba como siempre con varias recomendaciones. "Lucio" goza de una bonita estampa, cuarenta kilos de peso y algo bravucón, lamentablemente es un paciente que ha batallado con problemas de tumores, su dueño se encontraba preocupado y me hacía las mismas preguntas de las cirugías anteriores, sobre los riesgos y las probabilidades de que su mascota no presentara complicaciones. Le explicaba que aparentemente el tumor no afectaba los testículos, aunque lo recomendable era extirparlos y que todo dependía del estado en que se encontraran durante la cirugía. Luis se adueñó del bisturí, preguntándome con mucho respeto qué técnica deseaba yo que hiciera en la cirugía, lo dejé a su libre albedrío, pero me interesaba mucho su opinión sobre el estado en que se encontraban los testículos. Al observarlos detenidamente, me dijo que uno de ellos se notaba afectado y coincidimos en extirpar ambos órganos. Mis hijas se desempeñaban como anestesista, primer ayudante e instrumentista y un servidor de simple observador. La cirugía concluyó en unos minutos, sin ningún contratiempo, actuando el cirujano de una manera ágil, con seguridad y experiencia. "Lucio" despertó exactamente al concluir la intervención, le aplicamos algunos medicamentos, y si no había complicación alguna, se iría a su casa en unas horas. Inmediatamente pasamos a la segunda cirugía del día, "Sombra", una gatita Siamés de siete meses de edad, de cuatro kilogramos de peso, color oscuro y muy cariñosa. Se trataba de una "ovariohisterectomía", que es la extirpación del útero y ovarios con el fin de no reproducirse. Les pedí a mis hijas que fueran ellas el primer cirujano, las tres se turnaron y la operación resultó sin ninguna complicación. "Sombra" despertó inmediatamente después de la cirugía, se aplicaron algunos medicamentos y se iría también a casa en unas horas si no resultaba alguna anomalía. He conocido a muchos colegas con hijos veterinarios, pero tres hijos y el padre que se dedican a las pequeñas especies no he tenido el gusto aún. Cómo da vueltas la vida, mientras un servidor va de salida, Alejandra me recuerda cuando iniciaba mi profesión, agresiva e incansable en su trabajo, imparte clases de Biología como lo hice hace años y ahora jubilado, cuenta con dos clínicas veterinarias, felizmente casada y dos retoños, Orlando y Alejandro, de cinco y un año de edad, siendo ellos la recompensa a mi vejez, tal vez próximos veterinarios, pues les encanta venir a la clínica y meterse en las jaulas de los pacientes. Sólo superé a mi hija con cuatro ases: Caro que es la mayor y mi brazo derecho en la clínica, Ale que tiene como asistente a Sofi la menor, y Paco que es el tercero de mis hijos y administrador de empresas.
Al terminar las cirugías, llevé a mi sobrino Luis para despejarse del estrés, fue donde me di cuenta que ese muchacho tenía gran futuro como Veterinario, visitamos uno de los tradicionales lugares en La Laguna donde resultó con agallas, donde al sentarnos escuchamos inmediatamente: ¡Tanque o vaso!
