Columnas Social

Las palabras tienen la palabra

Evite el exceso… de palabras

Columna póstuma de Juan Recaredo

"Como ya lo he expresado en líneas anteriores, reitero a usted que me encuentro en la mejor de las disposiciones para llevar a cabo de la mejor manera posible todas las tareas que me sean encomendadas…". ¿Qué es esto? ¿Será un discurso político? Puede ser, puede ser… Así son algunos de esos discursos: una redacción hecha a base de rodeos y diciendo una "bola" de cosas inútiles que lo único que hacen es fastidiar al que lo escucha o lo lee y hace más turbio el mensaje, o sea, que casi no se entiende o de plano no existe una idea clara de lo que se quiere expresar.

Lo mismo podía haberse dicho en: "Reitero mi disposición para realizar cuanto se me encomiende…" y ya. Todo lo demás es rodeo inútil en una redacción que intenta ser elegante, pero es odiosa en realidad. Hay mucha gente que le "echa mucha crema a sus tacos" a la hora de escribir y "adornan" de más sus textos, cuando la base del lenguaje es siempre ser conciso, breve y claro, porque el objetivo es comunicarse.

Ser claros… ese debe ser el lema que tengamos presente al escribir: Claridad ante todo y no darles vuelta y vuelta a las palabras como el caballo que mueve el molino y se pasa la vida caminando en círculos.

Esto es lo que llamamos circunloquios. Bien podría llamarse así algún tío mío que vive en el rancho: Circunloquio Villarreal para servir a usted. Pero no, en este caso, me refiero a los rodeos que le damos a las palabras y a las frases para expresar una idea, lo que las torna más complicadas y difíciles de entender.

Circunloquio proviene de circum, que en latín significa "alrededor de…", y loqui, que es hablar, comunicarse a través de la palabra, sea oral o escrita.

"Las personas que tienen a su cargo la ineludible responsabilidad de dar información acerca de los hechos sucedidos, lo harán a la mayor brevedad posible y bla bla bla…", es probablemente cualquier declaración de alguna autoridad que vemos en un medio de comunicación, y lo hacen para -según ellos - demostrar que saben lo que hacen y que tienen el control. Podrían simplemente poner que: "los responsables informarán lo sucedido".

"Será entonces cuando nosotros nos veremos obligados a hacer hasta lo imposible por evitar que tal cosa suceda…", podría decirse: "Entonces, debemos hacer lo posible por impedirlo". ¡Y ya!

Hay que aclarar que no se trata de escribir todo en redacción tipo telegrama ni tampoco en quitarle su mérito a la redacción elegante y propia. No. El problema surge cuando se le dan demasiadas vueltas a una cosa cuando se puede decir en una forma directa, breve y sustanciosa. Vea:

"Esos libros, que han sido escritos en épocas remotas, tienen la virtud de servir para que nosotros, los mayores, podamos revivir con gusto los tiempos que se han ido…". A ese texto no le quitamos nada sustancial si lo dejamos en "esos libros antiguos hacen que revivamos gratamente lo pasado".

Hay que practicar la economía lingüística en beneficio de la comunicación.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios: [email protected]. Twitter: @donjuanrecaredo.

ME PREGUNTA:

César Carranza: He visto la frase "como el perro del hortelano". ¿Usted sabe qué significa?

LE RESPONDO:

Esa expresión se deriva de un refrán y éste de una leyenda del perro que ni come lo suyo ni deja que los demás perros hagan lo mismo. Por envidia, no puede comer a gusto porque está demasiado pendiente de lo que tienen los demás y lo quiere todo para sí. La expresión completa es: "…como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer".

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

Si ser lindo es pecado, yo no tengo perdón de Dios. Anónimo argentino.

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