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LA FLOJERA: ¿COSTUMBRE O CARÁCTER?

Mtro. Francisco Pineda

Hace algunos años, un amigo, ingeniero de profesión, y muy dedicado a su trabajo en el sector privado, hizo el comentario sobre un cuñado quien temporalmente vivía en su casa, y lo juzgaba como una persona muy floja. En una plática informal que tuve con el cuñado, salió a colación el hecho de que sufría de depresión clínica y estaba tomando medicamento antidepresivo para controlar los síntomas y algunos pensamientos suicidas. De acuerdo al ingeniero, su cuñado usaba esta depresión como excusa para no trabajar, y en su opinión, era simplemente "una persona perezosa por naturaleza".

De vez en cuando calificamos a alguien como flojo o perezoso, pero raras veces nos preguntamos la razón por la que una persona adquirió esa conducta, por ejemplo, si padece de alguna condición física o medica, o mental, lo cual le hace comportarse de ese modo. O posiblemente, se trata de un joven, quien después de varias experiencias frustrantes de trabajo, no tiene la motivación para seguir buscando empleo y se la pasa sentado en la plaza esperando una oportunidad.

La flojera o pereza se refiere a la conducta de una persona quien decide no desempeñar una responsabilidad o tarea (estando en capacidad de hacerlo sin problemas), debido al esfuerzo que se requiere. Si intenta desempeñar la tarea, lo hace intencionalmente con lentitud o quizás molestia, o bien, hace algo diferente que requiera menos esfuerzo. Con frecuencia, la flojera es confundida con la ociosidad, pero hay diferencias. Una persona ociosa es simplemente alguien quien no hace nada porque no tiene que hacer o no tiene dirección para trabajar. La flojera está directamente relacionada con la falta de motivación para ejercer una tarea. Un ocioso eventualmente se aburrirá y empezará a buscar algo que hacer.

Es normal perder motivación cuando estamos haciendo un trabajo que no nos gusta, y por lo mismo, lo evitamos, ya que no tenemos interés ni energía para desempeñarlo, pero esto no quiere decir que seamos flojos. Seguramente, nuestro entusiasmo volverá cuando sintamos que nuestro trabajo es gratificante y de importancia. Para ilustrar esta situación, recuerdo el caso de una joven graduada de una maestría en Música quien en casi un año no pudo lograr un puesto que tuviera que ver con su profesión. Por razones de subsistencia, había aceptado un trabajo como agente de ventas en una compañía pequeña. El trabajo de ventas no solamente no era de su interés, sino también el salario no era suficiente para salir adelante. En menos de un año, la joven profesionista había sido despedida debido a ausentismo e insuficiente productividad en el trabajo. Tres meses mas tarde, la muchacha encontró trabajo en una escuela preparatoria como maestra de música, y no sólo resultó ser buena instructora, sino también su rendimiento fue sobresaliente.

Regularmente, la gente considerada floja se caracteriza por evitar trabajo o no terminar un trabajo iniciado, tienden a ser desarreglados en su apariencia personal, no hacen ejercicio, no les gusta discutir, no les gusta hacer favores, no se entusiasman fácilmente, etc. Son personas a quienes frecuentemente se les critica, rechaza o regaña por su indiferencia a ciertas actividades físicas o aparente conducta irresponsable, y por lo mismo, a veces se aíslan para evitar esa presión. El Dr. Neel Burton, psiquiatra británico y catedrático de la Universidad de Oxford en Inglaterra en un artículo sobre la flojera (Mayo 6, 2015, Psychology Today), sugiere que mucha gente considerada floja no son intrínsecamente flojos, sino mas bien no saben o no han encontrado lo que desean hacer (por ejemplo, el caso mencionado de la maestra de música) o quizás, debido a su baja autoconfianza o autoestima, son invadidos por un temor al rechazo o al fracaso o a la pérdida de esperanza de ser aceptado en un trabajo.

Otros autores afirman que la flojera puede estar relacionada a un estado de ánimo en donde letargo, apatía, falta de interés y energía, predominan debido a una condición subyacente de depresión. Este concepto podría ser aplicable al caso presentado en la introducción. Otro factor de importancia puede ser una actitud de pesimismo y amargura que impacta directamente la motivación. En este caso, la conducta aparenta ser de flojera, pero en realidad se trata de una especie de rebeldía como resultado de un conflicto con alguien, por ejemplo, los padres o la pareja. La sensación de herida emocional empuja a la persona enojada o desilusionada a ser floja en forma pasiva-agresiva.

De acuerdo a los autores consultados para este artículo, la flojera no es una enfermedad mental o un desorden de personalidad o carácter. Tampoco es una condición congénita o heredada, y que de alguna forma la conducta fue adquirida y con el tiempo se transformó en costumbre. Es muy posible que muchos de estos individuos considerados flojos o perezosos por el momento, y por diversas razones mencionadas anteriormente, no tengan la habilidad de pensar en forma organizada y quizás se pudieran beneficiar de alguna guía antes que algún grupo delincuente les influya en forma negativa. Esta guía pudiera ser proporcionada por algún familiar, o preferentemente un consejero clínico, con la meta de facilitarles un entendimiento sobre la posible causa de la falta de interés o motivación por trabajar o emprender un proyecto. Gracias por su interés en este artículo.

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