Mujeres. En el mercado de trabajo no remunerado destacan el trabajo doméstico que realizan .
La incorporación de la mujer en los procesos de cambio y desarrollo sostenible con su aportación a la economía, mediante el trabajo remunerado y no remunerado, aún no logra convertir la brecha de género en una oportunidad para enfrentar la desigualdad en países de América Latina.
Gracias al trabajo no remunerado de las mujeres en los hogares, es como se sostiene la economía de la mayoría de los países, por lo que es necesario lograr una reorganización social para alcanzar una correlación entre Estado, mercado y familia, establece el informe Panorama Social de América Latina 2018.
De acuerdo con el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), responsable de promover el desarrollo económico y social de la región, es imperativo incorporar a las mujeres en sectores de mayor productividad y reconocer que parte de la economía se sostiene gracias a su trabajo.
En el enfoque de la Cepal, se destacó que el trabajo que se realiza para el mercado a cambio de un ingreso y el que se realiza en los hogares de forma no remunerada principalmente por las mujeres, tienen un estrecho vínculo. Sin embargo, se visibiliza la diferencia que tienen hombres y mujeres como agentes económicos.
En el mercado de trabajo no remunerado destaca el trabajo doméstico, lo que contrasta con la baja participación con el remunerado. En América Latina más del 70 por ciento del trabajo no remunerado es realizado por las mujeres, destacándose las labores de cuidado y mantenimiento del hogar.
Ello contribuye de manera sustancial a las economías de los países, así como al bienestar individual y social.
Y son precisamente las personas que se dedican a estas labores, en su mayoría mujeres, quienes aportan al funcionamiento económico a través de tareas que, pese a ser productivas, no están clasificadas dentro de la producción.
En muchos países, la contribución económica de las mujeres a través del trabajo no remunerado es incluso superior al aporte de cualquier otra actividad económica. En México, El Salvador y Ecuador el valor económico del trabajo no remunerado es mayor que la participación de cualquier otra actividad del país.
La plena participación de las mujeres en el mercado laboral, si bien es un derecho y una condición para garantizar su autonomía económica, no transforma automáticamente la división sexual del trabajo y ha aumentado su carga total de trabajo, que en promedio es mayor que la de los hombres en los países de la región.
La desigual distribución de las responsabilidades del trabajo doméstico y de cuidados que recae en mayor parte en las mujeres, opera como una barrera de participación y reproduce desigualdades en el mercado laboral, siempre según el documento de Cepal.
