Se cae el Hell and Heaven este año, el festival que buscaba consolidarse como el más grande de Latinoamérica... o sólo cambia de nombre.
Como sea, el cambio no se dio de la noche a la mañana ni por casualidad. El cambio es de marca, de organización; el cambio es para mejorar.
El lunes, sin querer queriendo, se dio a conocer el cartel de lo que será el Domination México, mismo que como siempre y como todo, causó controversia. De entrada, y como haya sido, soltar un cartel casi completo de un solo “jalón” me parece es lo más apropiado. Así, el consumidor tiene un panorama más claro sobre lo puede esperar. Así ya hace cálculos si conviene o no asistir al evento. De primer impacto, el Domination se ve un poco “flojo”, como que algo le falta. Hay que ir poco a poco desmenuzándolo. En mi caso, me pongo siempre la siguiente variable: “¿vale la pena viajar para ver a tal banda?”, y de ahí voy sumando o restando. De los millones de comentarios que vi y escuché en los dos días anteriores, hay uno que en particular resume para mí lo que es el cartel del festival (hasta ahora), y es que va de lo geriátrico a lo ‘millennial’.
Empecemos rápidamente por los ‘headliners’. Kiss: con más de 40 años en la escena, traen lo que “queda” de una leyenda, con la mitad de sus integrantes estelares (pese a la infinidad de músicos que han pasado por las filas -aunque Eric Singer sí me late en la batería-) y se despiden por quién sabe cuál vez.
El antecedente al que recurro es aquel Hell and Heaven donde cerraron y en lo personal, quedaron a deber. Con el show de la araña que generó más expectativa de lo que realmente hizo.
Alice Cooper, una leyenda en decadencia, pero que hay que verlo ahorita, aprovechando que está vivo.
Y de ahí bajamos a Slash con Myles Kennedy, un guitarrista famoso junto a un buen cantante. Dream Theater: músicos virtuosos sobre el escenario con canciones de hasta media hora, y Limp Bizkit... ¡pff ! Ya tuve la “oportunidad” de verlos en concierto y corrí tan rápido como mis piernas me lo permitían, pero el sonido horrible se escurría entre el viento y era casi imposible no escuchar semejante atrocidad. No sé, de verdad, cómo sigue de gira.
Bueno, tenía muchos ávidos escuchas, y gente que ya no se quiso mover para no perder su lugar por lo que vendría después. Yo aprovecharía ese tiempo para ir al baño.
Hasta ahí, y en mi particular gusto, los artistas principales no me convencen como para sacar a navegar mi barco vikingo. Vamos a la parte media del cartel; imposible nombrarlos a todos, pero a ver cuántos alcanzamos.
Lamb of God, buenos. Apocalyptica, entretenidos. Parkway Drive, muy disfrutables, aunque entran dentro de un subgénero no muy popular en algunos círculos cerrados. Pero se oyen bien, mucha energía. No me molestaría verlos.
Meshuggah es un grupo muy popular, en lo personal, no le entiendo mucho. En directo, sería interesante. Vince Neil, divertido pan con lo mismo. Y aquí viene una de los grupos que desde hace tiempo les traigo ganas: Trivium; igual, el subgénero que tocan no es bien recibido en cualquier lado. Luego sigue una línea muy rica en colores y sabores, con The Black Dahlia Murder, Satyricon, Hammerfall y Ratt. De todo y para todos, con calidad garantizada. Ahí mismo suena Thrice, muy “humor gringo” moderno y Avatar, no confundir con los regios. Municipal Waste, de regreso unos meses después del México Metal Fest, ideales para el ‘moshpit’. Bloodbath, tan esperados en México por la vieja guardia, aunque un poco “pasados por agua”. Converge, Animals as Leaders, Unearth y Vreid, refrescantes.
Sobre todo está última, Vreid, que aparece casi al final del cuerpo de bandas internacionales, merece especial atención. Melodía, ‘black’, fuerza, ejecución, composición, maestría; tiene todo.
Termina el famoso cartel con un nutrido grupo de artistas varios, del mercado nacional, que busca una oportunidad para sobresalir. Tristemente, en muchas ocasiones, ni sus familiares cercanos alcanzan a ir a sus presentaciones en eventos tan grandes.
Falta ahora ver el acomodo de las bandas por escenario. Porque si alguien va al festival por Vreid, por ejemplo, debe estar consciente que (por su posición en el cartel) no tendrá un set demasiado largo y probablemente quedará relegado a uno de los escenarios pequeños. O por lo menos así se suelen manejar en estos eventos; la calidad del audio no es la misma para las agrupaciones de “menos nombre”.
Y nunca falta que de la lista de bandas que queremos presenciar, se empalman algunas. Así es esto, está difícil acomodar algo de ese tamaño. Lo prometedor, para mí, es la esperanza de los que faltan por anunciar. Ojalá Fred Durst se quede dormido el día que le toque tomar el vuelo y así.
Al final, cada quien hace sus cuentas de tiempo, dinero y disposición, y evalúa si va o no va. Cuestión de gustos.
El cartel no supera el Hell and Heaven del año pasado, al que por una u otra razón no asistí (y no he llegado a sentir arrepentimiento por eso). Así, como está este, espero que sumen unos tres nombres de bandas que tengo pendientes en mi lista de “palomear”. Lo que sí creo es que en la parte de la organización habrá mejoras. ¿Precios? Vayan haciendo su “guardadito”, porque los lonches y las agüitas no están baratas. Tenemos fecha, 3 y 4 de mayo; tenemos lugar, pista cuatro del Autódromo Hermanos Rodríguez, falta que pase el tiempo y que los hechos sucedan.
Ahora sí, manden sus puntos de vista, mentadas, invitaciones a cenar y demás, nos seguimos leyendo: La Música del Dihablo [Facebook] y @Foko_54 [Twitter].
Nota: este año se esperan nuevos discos de: In Flames, Dark Tranquillity, Amon Amarth, Carcass, Children of Bodom, Darkthrone, Death Angel, Dream Theater, Exodus, Fleshgod Apocalypse, King Diamond, Helloween y... Limp Bizkit.
