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La Peña Beisbolera

LA PARADOJA DEL BEISBOL MODERNO

JUAN ANTONIO GARCÍA

Después de prolongado receso, hoy en el lugar de costumbre se reúne la Peña Beisbolera de La Laguna a las 7 pm. Se tendrá como invitado de honor al gran pelotero exligamayorista Jorge Orta, lagunero por adopción (nació circunstancialmente en Mazatlán), quien comenta: "tengo mucho que platicarles a los amigos de la Peña". Como siempre, muy bienvenido Jorge.

Con su participación y la de los demás compañeros peñistas, comentaremos desde luego lo que viene sucediendo en las series semifinales, una vez que pasó ya la primera etapa llamada "de repesca", de la temporada 2018-19 de la Liga Mexicana del Pacífico (LMP). La competencia se mantiene ahora ya nada más con cuatro equipos semifinalistas: Charros de Jalisco, novena que se ve muy fuerte y parece ser el conjunto a vencer; Venados de Mazatlán, Yaquis de Cd. Obregón y Cañeros de los Mochis.

Ya quedaron fuera de competencia por este año los poderosísimos Naranjeros de Hermosillo y los Tomateros de Culiacán, el par de escuadras con mayor número de campeonatos en la LMP.

Punto obligado será, desde luego, intercambiar opiniones sobre las versiones y rumores que corren en torno a la participación, aún lamentablemente incierta, del equipo de La Laguna en la cada vez más cercana temporada 2019 de la Liga Mexicana de Beisbol.

Antes permita el amable lector un breve comentario sobre la llamada paradoja del beisbol moderno. Previamente, cabe recordar que el deporte rey tiene como grandeza, ahora vista como una enorme debilidad, no estar sujeto a la tiranía del tiempo, como de una u otra manera sí lo están prácticamente todo los demás deportes. Más todavía: en el beisbol no caben ni hay empates, salvo casos verdaderamente excepcionales, digamos en general que por causas de fuerza mayor, porque siempre un equipo debe ganar.

¿Dónde está la paradoja? En que desde los inicios del beisbol hasta hace unas cuatro, cinco décadas, cuando la vida era lenta, el juego de pelota se desarrollaba en el tiempo a una gran velocidad. Era raro el juego que duraba más de dos horas y media. Y ahora que modernamente la vida se ha vuelto rápida y muy compleja, el beisbol ha derivado en lento. Hoy el promedio estadístico no logra que bajen los encuentros de las tres horas. ¡Qué paradoja!

Y ya que mencionamos a la LMP, va la siguiente cápsula sobre el tema. El amigo Jesús Alberto Rubio, cronista beisbolero muy reconocido, mencionó en su columna hace unos días que el juego más corto en esa liga invernal tuvo lugar el 27 de diciembre de 1958 en el antiguo estadio Abelardo L. Rodríguez, de Guaymas. En esa ocasión se enfrentaron el equipo de este puerto y Hermosillo, en juego que ganaron los de casa por 3-0 y la duración de las nueve entradas fue de apenas una hora y quince minutos. Hoy nos parece increíble que así haya sido.

Nos vemos hoy en Av. Juárez y Ramón Corona, para saludar y escuchar a nuestro paisano Jorge Orta.

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