Atención. El Centro de Justicia para la Mujer ofrece atención integral que consiste no sólo en orientación legal a las afectadas, sino atención psicológica y terapias con las que puedan superar el efecto de la hostilidad en la que algunas han vivido por años.
En nueve meses, casi 800 mujeres fueron atendidas en el Centro de Justicia para las Mujeres, tras ser víctimas de violencia familiar. De ellas, casi la mitad tuvo que ser resguardada en un refugio prolongado debido al riesgo que corrían si regresaban a su domicilio.
En la entidad existe Casa Refugio Esperanza, hogar integrado a la Red Nacional de Refugios, donde víctimas de violencia extrema son ingresada para salvaguardar su vida y la de sus hijos ya que la mayoría son madres de familia.
Lorena Meléndez Manzanero, directora de planeación, seguimiento y evaluación del Centro de Justicia para la Mujer, precisó que de enero a septiembre, en general, brindaron 14 mil 238 servicios, de los cuales mil 582 requirieron ingreso de las afectadas al Centro, con la finalidad de resguardarlas; sin embargo, de ellas 800 decidieron dar seguimiento a su denuncia, por lo que 779 fueron refugiadas en Casa Esperanza.
La directora explicó que a las mujeres que acudieron en dicho lapso se les brindó asesoría penal, civil, atención psicológica, entre otro tipo de terapias; aunque, hay otro tanto que al ser violentadas, acuden a solicitar información y se van. "Pero queda el registro de su caso como víctimas de violencia".
En el Centro el refugio no es mayor a 72 horas, por lo que al detectar riesgos para las víctimas se activa un refugio más largo, el cual puede ser de meses.
"De esas 779, más o menos como el 50 por ciento o 40 por ciento de esa cantidad, ha tenido que establecerse en un refugio más prolongado", comentó la directora.
Sin embargo, el 70 por ciento de las usuarias que acuden por primera vez luego de sufrir violencia, no interpone una denuncia formal ante la Agencia del Ministerio Público, es hasta la segunda o tercera ocasión que se ve afectada que decide iniciar un proceso para castigar a su agresor.
