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Noche de paz, noche de amor, hace 200 años

Hace 200 años, para ser precisos, la noche del 24 de diciembre de 1818, salió a la luz este hermoso villancico cuyas notas musicales se entonan las navidades en todo el mundo. Sus autores: Joseph Mohr y Franz Xaver Gruber, ambos de nacionalidad austriaca.Hace 200 años, para ser precisos, la noche del 24 de diciembre de 1818, salió a la luz este hermoso villancico cuyas notas musicales se entonan las navidades en todo el mundo. Sus autores: Joseph Mohr y Franz Xaver Gruber, ambos de nacionalidad austriaca.

Joseph Mohr fue hijo ilegítimo de una costurera y un soldado. Con talento natural para la música, desde su niñez se agenciaba dinero cantando y tocando en público el violín y la guitarra; posteriormente, se costeó sus estudios como músico. Sus aptitudes fueron descubiertas por un clérigo que lo indujo para que ingresara al seminario. Se ordenó en 1815, y en 1817, a la edad de 26 años, el joven sacerdote fue destinado a la Iglesia de San Nicolás de Oberndorf, una aldea cercana a Salzburgo (cuna de Mozart), donde además de predicar la palabra de Dios, pulsaba con destreza la guitarra, con la cual pasaba fácilmente de la música popular a los himnos religiosos.

Se acercaba la Nochebuena y había que preparar algo adecuado para la ocasión. Con plenas facultades para la composición, se hizo a la idea de crear un villancico, pero surgio un problema de última hora: el órgano de la iglesia, instrumento obligado por excelencia, se encontraba averiado y no se podía utilizar. Su reparación tardaría días, y para entonces, ya habría transcurrido la Navidad. Tomó pluma y papel, y pensando en el humilde nacimiento ocurrido hacía casi dos mil años, se dispuso a componer uno. En seis estrofas, relató el milagro de la Navidad, pero aún faltaba la melodía.

De inmediato, acudió a su buen amigo, Franz Xaver Gruber, maestro de escuela, quien además de dedicarse a la docencia en Armsdorf, una aldea cercana, era sin duda alguna mejor compositor que él.

Mohr le entregó la composición y le preguntó si podía componer una melodía para dos voces, coro y guitarra. Franz accedió y entretejió una melodía sencilla, pero evocadora. Como ya no disponían de tiempo para el ensayo, acordaron que el primero tocaría la guitarra y cantaría la canción, mientras el segundo lo acompañaría con voz de bajo, y al final de cada estrofa, el coro entonaría el estribillo.

Llegó la Nochebuena, y en el interior de la iglesia, con mucha devoción, se evocó el villancico como lo habían preparado.

Por fortuna, la cosa no terminó ahí. En la primavera siguiente, el órgano quedó reparado, y al poco tiempo, Mohr fue transferido a otra parroquia. En 1824, fue contratado un experto en reconstrucción de órganos de nombre Carl Mauracher, quien encontró la melodía en el acervo de la capilla, y seguramente, cautivado por la calidad de la obra, solicitó una copia a Gruber, quien se hallaba supervisando la reparación del órgano. Posteriormente, por su misma actividad, Mauracher la dio a conocer y pronto varias compañías de cantantes que recorrían Europa la añadieron a su repertorio.

A raíz de todo esto, una familia de cantantes populares de apellido Rainer, que se presentaba en diversos lugares de Estados Unidos, la incluyó en sus programas. De esta forma, Noche de Paz no tardó en cruzar el Atlántico.

En sus respectivas comunidades, Gruber y Mohr ignoraban la fama que su obra había alcanzado.

En 1848, Mohr falleció sin un centavo en su bolsillo por causa de una pulmonía.

En 1854, Gruber, entonces de 67 años, envió una carta a Berlín explicando cómo había nacido la canción: al principio, casi nadie creía que personas tan humildes hubieran compuesto este villancico, inclusive su creación se la atribuían a uno de los Haydn.

En 1863, a la muerte del maestro de escuela, todavía se dudaba de su autoría.

A través del tiempo, se ha venido comprobando el poder de la canción para crear un sentimiento de paz espiritual. Se sabe que durante las treguas de Navidad en 1914 y 1944, en ambas guerras munidales, en su momento se entonaba el villancico en sus respectivas trincheras por soldados alemanes y británicos.

Hoy ya no hay duda de su origen, y en Austria existen monumentos que se erigieron en honor de Mohr y Gruber, dos personajes que con su hermoso mensaje musical han llenado el mundo de amor, fraternidad y esperanza por un futuro mejor. Feliz Navidad.

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