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¿Políticamente incorrecto?

SIN LUGAR A DUDAS...

PATRICIO DE LA FUENTE
En política lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno”.

— Konrad Adenauer

Una imagen dice más que mil palabras; también se presta a todo tipo de suspicacias. Porque en medio de un clima político enrarecido y proclive a la desconfianza, sobran quienes le busquen tres pies al gato

El pasado domingo Jesús Ernesto López, hijo del Presidente y de la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, acudió al Estadio Azteca a presenciar el partido entre el Cruz Azul y el América. Hasta ahí todo normal y de lo más sano: un niño que está en pleno derecho de disfrutar y, con el permiso de sus padres -en virtud de tratarse de un menor de edad- también a apoyar al equipo de su preferencia, en este caso el Club América.

Pero Jesús Ernesto no es cualquier chavo. Se trata del hijo del hombre más poderoso del país y corre el riesgo de ser fotografiado por la prensa si se aparece en un acto o recinto público. Ser miembro de la familia presidencial implica curiosas dicotomías. Por un lado se vive dentro de una burbuja, y por el otro, al salir a las calles, es como si se habitara dentro de un acuario y se estuviese a merced del espectador.

Jesús Ernesto fue al Azteca pero no lo hizo como cualquier común mortal. El vástago del matrimonio López Gutiérrez fue captado en el palco de Emilio Azcárraga Jean, presidente de Grupo Televisa y propietario del Club América. Ello no le fue indiferente a Jesús Zambrano, uno de los liderazgos de ese cascajo que alguna vez fue el PRD. Desde su cuenta de Twitter, Zambrano hizo la siguiente observación, a mi juicio algo subida de tono: “El Jr. del Presidente @lopezobrador_ que hizo campaña contra la mafia de poder, gozando de las mieles de la mafia. ¿Traición a la Patria o ya son muy amigos de los mafiosos?”, se pregunta.

De inmediato, Beatriz Gutiérrez Müller, le reviró a Zambrano, algo perfectamente entendible y natural tratándose de una madre. “Si usted tiene una querella contra AMLO, ya sabe dónde despacha. Deje a su hijo ser niño y disfrutar de su afición futbolística. Con los niños no. Sea feliz, solo se vive una vez”, escribió la esposa del presidente.

¿Me parece de interés periodístico que el chavo del presidente acuda a un partido de fútbol? En lo absoluto, sin embargo se encontraba en un palco a la vista de las cámaras. Más aún, al tratarse de una invitación por parte de Azcárraga ello se presta a todo tipo de interpretaciones.

Sí, Televisa -por citar un ejemplo- siempre fue una empresa cercana al poder político y lo seguirá siendo. No es cuestión de querencias sino de cálculo: cada seis años, ,ese y otros medios buscan establecer relaciones de ventaja con el gobierno en turno, fundamentalmente en aras de beneficios publicitarios. También, al tratarse de concesiones que en cualquier momento pueden ser revocadas, su intención es que los puentes de comunicación con el gobierno no se rompan.

¿Está mal que el hijo del presidente acepte una invitación del dueño de Televisa? Para nada, pero sus padres deben estar conscientes del costo político y de cómo se puede llegar a interpretar cuando desde que tengo uso de razón, se habla del amasiato del poder político con ciertas televisoras.

En efecto, por muchos años el presidente López Obrador tildó a Televisa como “mafia de poder” pero ahora parecen haber limado asperezas porque ni el mismo mandatario puede darse el lujo de pelearse con los poderes fácticos y viceversa. Lo mismo ocurre con otros empresarios con los que hoy existe, si no una relación tersa, por lo menos una de no abierta confrontación.

Cierto, las formas que utilizó Jesús Zambrano no fueron las más adecuadas, y menos al aludir directamente al niño, pero me pregunto ¿qué habría pasado si a semanas de asumido el poder, los hijos de Peña Nieto hubiesen aparecido en ese mismo palco? Probablemente las críticas habrían sido atroces.

Coincido con Doña Beatriz: con los niños, no, pero hace poco el presidente dijo que ya no era dueño de sí, que ahora le pertenecía a México. Por desgracia, lo mismo pasará con sus hijos aunque personalmente me parezca algo injusto.

En política, forma es fondo. Hubiese sido mejor que Jesús Ernesto acudiera a otro palco, pero no al de Azcárraga. No es la imagen, son las señales que manda. Carne de cañón para la oposición, por ejemplo, y la neta está mal que el chavo asuma el costo de algo que a todas luces no eligió.

Twitter: @patoloquasto

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Escrito en: sin lugar a dudas

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