Dime, amor, por qué me diste tu precioso amor.
Dime, vida, por qué estás en mi vida, milagro que aún no alcanzo a comprender.
Dime por qué me das la luz de tu mirada, la música de tu voz, la leve cadencia de tus pasos, la seda de tus cabellos, la tibieza aromada de tu ser.
Dime por qué viniste a mí.
Porqué creíste en mí.
Por qué te diste a mí.
Dime por qué pusiste mi nombre al lado de tu nombre; mi corazón junto a tu corazón.
Por qué me das la gloria de ser lo último que veo por la noche y lo primero que miro en la mañana.
Dímelo, mujer que amo y que me ama.
Explícame el prodigio.
Y en este día de recuerdos deja que me enamore otra vez de ti.
¡Hasta mañana!...