Ya hace más de una década en que era común en esta época del año, encontrarse con espectáculos dantescos en los paseos que realizábamos en el entonces incipiente Parque Estatal Cañón de Fernández. Costales llenos de patos asesinados con escopeta eran encontrados sobre los caminos, la cacería ilegal no había logrado su cometido: un ave atractiva y multicolor que se vería bien ya disecada en algún rincón de una oficina.
En ninguna circunstancia es aceptable la cacería ilegal e indiscriminada, matar por matar es una aberración que no debe permitirse, es más civilizado pensar y actuar en consecuencia, en el establecimiento de medidas de protección para las aves.
Después de quince años nuevamente aparece la amenaza de la cacería furtiva en el Cañón de Fernández y, por enésima vez, Pro Defensa del Nazas A. C. (ProDe Nazas) vuelve a denunciar la actividad ilícita que ya había desaparecido del área.
La caza ilegal es todavía un reto para la conservación de la biodiversidad y supone una seria amenaza para muchas especies migratorias que aprovechan los recursos de alimentación y refugio que les ofrece el Cañón de Fernández. Los diversos parajes del Parque Estatal en el río Nazas, son un área de tránsito en la ruta migratoria de muchas especies de aves, por lo que cualquier ataque a estas especies que están de paso por nuestra región puede tener graves consecuencias.
Gran parte de las aves de México y el mundo se encuentran amenazadas o en peligro de extinción debido a la alteración o pérdida de sus hábitats. Pero, además, de acuerdo con la organización BirdLife International, la caza ilegal afecta al 29 por ciento de las aves y la contaminación y desastres naturales originan el 10 por ciento de especies amenazadas.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, por sus siglas en inglés) ha cuestionado las políticas de conservación de aves en México, ya que no han dado los resultados esperados. Actualmente, México se encuentra en el noveno sitio de los países con mayor número de especies amenazadas, ya que existen 62 especies de aves bajo la categoría de amenaza o en peligro de extinción.
No existe un solo argumento legal que permita la cacería de aves en el Cañón de Fernández. En primer lugar, de acuerdo con el Artículo 87 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA), solamente se pueden cazar aves y otras especies dentro de las Unidades para la Conservación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable de la Vida Silvestre (UMAs) y, pecando de obvio, en el Parque Estatal Cañón de Fernández no existe ninguna de estas UMAs, la razón es muy sencilla: la reglamentación del parque establece con mucha claridad que la cacería está totalmente prohibida, por el contrario, se promueve y se facilitan las actividades de conservación de la biodiversidad, en particular la de uno de sus componentes más bellos: el de las aves.
Por eso es importante tomar cartas en el asunto y hacer un llamado de alerta a los responsables actuales de administrar el Parque Estatal Cañón de Fernández. Es importante que hagan valer la prohibición de la cacería y controlen de una vez esta actividad. Urgen las medidas de vigilancia municipal que ya se había logrado con la administración anterior del parque, así como también las de las autoridades ambientales estatales y federales. Igualmente a los ciudadanos que visiten el parque
y que detecten cualquier actividad de caza ilegal de aves o de cualquier otra especie animal, se les exhorta a que denuncien ante las autoridades competentes el ilícito.
Es importante dejar claro que toda cacería realizada dentro del Parque Estatal Cañón de Fernández es ilegal y las personas que sean sorprendidas cazando, deberán ser sujetas a acciones punitivas por parte de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), que puede aplicar multas económicas bastante gravosas, que podrían espantar a cualquiera. Apliquemos la ley y detengamos los ecocidios producidos por la cacería furtiva.
