— Martin Luther King Jr.
Concluida la segunda guerra mundial, Europa requería una recuperación económica que le permitirá aspirar a un futuro digno. Precisaba pues de un modelo de estado más social y comprometido con la población, que asegurara la tranquilidad de cada uno de los ciudadanos. Esto se convirtió en una obligación del estado.
Era indispensable garantizar empleos; educación moderna, planificar políticas de salud y sanidad, de vivienda, salario que proveyera a las familias más allá de lo estrictamente indispensable; pensiones justas; ayudas asistenciales, incluidas las coberturas por desempleo o catástrofes naturales. En pocas palabras: garantizar los derechos sociales de los europeos para una supervivencia digna. Surgió así el concepto de "Bienestar Social"
El llamado "Estado de Bienestar" se origina en la Prusia del Bismarck; generado en países eminentemente capitalistas, pero con raíces socialistas; configura valores compartidos cuya finalidad es dotar, equitativamente, a todos los miembros de la comunidad con los medios precisos para alcanzar una elevada esperanza de vida, eliminar el analfabetismo, incrementar el acceso a estudios superiores; mejorar la alimentación y disponer de los adelantos científicos y tecnológicos más modernos, permitiendo además el ocio y vacaciones; pero esencialmente, gozar de una existencia tranquila y en un estado de satisfacción acorde a la época que se vive. Los modelos estatales de bienestar, pueden variar desde aquellos que restringen la protección social exclusivamente a los marginados hasta los que ofrecen un amplio programa de beneficios y prestaciones sociales a toda la comunidad.
El sistema sueco de bienestar social ha sido considerado mundialmente el Plus Ultra de todos los modelos comunitarios; originalmente enfrentó la oposición del sector privado y conservador, quienes finalmente lo aceptaron. Democráticamente Suecia lo ha ido mejorando gracias a una amplia colaboración público-privada basada en la libertad de elección ciudadana. Este modelo sigue hoy siendo pionero en el mundo y su aplicación explica los notables éxitos económicos que otorgan equidad e igualdad a toda aquella comunidad. Vale destacar que los suecos pagan muchísimos impuestos, pero lo hacen gustosos porque estos regresan multiplicados en privilegios sociales. Curiosamente, Suecia no está en el G20 que tanto presume México; ocupa el sexto lugar en transparencia con un 84 de calificación; México es el 135 con 29 de evaluación; es el 9º en felicidad, México el 24º; y, finalmente, en la joya de la corona, en Índice de Desarrollo Humano, tiene 93.33 sobre cien y México 77.4. Hasta el asqueroso Trump los quiere como migrantes...
¿Qué diferencia, humanamente hablando, existe entre suecos, mexicanos o coahuilenses?
México, como todos sabemos, es un país de enormes contrastes, subsisten multitud de clases/castas sociales, unos poseen todo; otros, "ahí la llevan" salen al día. Infinidad no completan y trabajan mucho y la inmensa mayoría no tiene nada, dentro de estos están incluidos los extremadamente pobres y los indígenas. Para ellos se organizan programas sociales que nunca llegan a satisfacer sus ínfimas necesidades; pero si enriquecen a los políticos (léase "estafa Maestra" entre tantas). El nuevo gobierno, tras la experiencia de SEDESOL, simplemente le cambia de nombre; propone hacerla depender de la SHyCP; la cual será la encargada de garantizar que los apoyos sociales "lleguen de manera directa y sin intermediarios a los beneficiarios". Cierto es que la experiencia peñista nos llena de pavor ante el manejo fraudulento y electorero de las "protecciones sociales". La intención de "transitar de una política asistencial a una política participativa" si se lleva a cabo, debe marcar la diferencia que incida en el tan indispensable desarrollo humano...
Lo que si resulta urgente e indispensable es pasar del "manejo opaco y discrecional, a un manejo transparente con rendición de cuentas" porque hasta ahora, las instituciones gubernamentales que debieran ofrecernos una vida digna, han fallado lastimosamente: IMSS, ISSSTE, entre otros, en los que, la desidia, la negligencia y hasta la indolencia han provocado insatisfacciones y miseria, siendo algunas una grosera burla como la "Cruzada Nacional contra el Hambre" o los hospitales coahuilenses, carentes de los mínimos insumos; con desastrosas condiciones de infraestructura y hasta higiene, producto de una corrupción galopante que sólo beneficia a quienes manejan los recursos enfocados a esas instancias; ah, pero con funcionarios cubiertos con seguros de gastos médicos en clínicas privadas con cargo al erario coahuilense.
¿Cómo puede hablarse de Bienestar Social en Coahuila, cuando la deuda inmensa amenaza extenderse casi ocho siglos; (más de 750 años) en los que no habrá recursos para infraestructura social? Esto basado en los datos ofrecidos por el titular de finanzas del estado, el año próximo se pagarán a capital sólo 50 millones de pesos sobre los cuarenta mil que se adeudan; pero cantidades estratosféricas en intereses. No se vislumbra rumbo esperanzador, solo eriazos históricos; por ello resulta inconcebible y hasta criminal la omisión de solicitar recursos federales para él área de salud; uno de los muchos sectores con más carencias en el estado; apenas se gastan, anualmente, unos pocos cientos de pesos por habitante en él, por ello los hospitales carecen de medicinas e insumos clínicos y hasta sueldos; pero se paga bien la deuda heredada de Moreira I.
Eso sí, ostentosamente, el tercer tetrarca de la dinastía "Moreira", gasta cantidades estratosféricas en publicidad y elaboró, para su primer informe, un documento en dos tomos con lujosas portadas; casi 600 páginas en finísimo papel impresas a color. Un verdadero dispendio que avergonzaría al rey saudí.
Recientemente presentó el gobierno federal su plan de "rescate del sector salud"; deseamos fervientemente sea un éxito; sin embargo, originalmente no abarca a Coahuila; por lo que no libera al gobierno coahuilense de su irresponsabilidad al omitir solicitar recursos federales para salud para 2019.
