En días pasados, durante una conferencia sustentada por el Lic. José Francisco Harnández Herrera, filósofo y catedrático universitario, aprendí una palabra interesante: aporofofia, referente al "miedo o temor iracional a las gentes indígentes o muy pobres; de aporos: pobre, indigente y fobia: temor o rechazo, señalada como "palabra del año 2017" por la Fundación del Español Urgente.
El vocablo lo creó Adela Cortina, catedrática de la Universidad de Valencia, para distiguir las diferencias con xenofobia, xenos: extranjero y fobia.
Ambos vocablos vienen al caso, conociendo nuestras reacciones ante las caravanas de migrantes centroamericanos, quienes según propias declaraciones, quieren ingresar a los EUA, buscando alcanzar el mito del "sueño americano.
Las oleadas de esos miles de latinoamericanos ha conmocionado a México y los EUA, con agudas observaciones de los Derechos Humanos. La Internet, para nuestro caso, ha provocado grandes controversias, promovidas con mensajes que se envían y reciben por las redes sociales. ¿Cuál es su postura?
Desde luego que existen fondos políticos y, como ya es costumbre y por información de los medios, generan sentimientos encontrados y provocan interrogantes sin las adecuadas respuestas: ¿quién las promueve?; ¿quién las paga, si calculamos el costo de movilizar, alimentar y mantener interesadas a ya más de diez mil personas?
"¿Es Trump, que busca presionar para que los demócratas acepten contruír el inútil, tonto y honeroso muro divisorio entre México y EUA?"
"¿Es la derecha centroamericana, que pretende crear otro conflicto al nuevo gobierno populista?"
"¿Son los políticos mexicanos desplazados por AMLO, que intentan mostrar su "músculo social-político" para encontrar mejores formas de negociación de sus intereses?"
Agregue las que Usted crea, yo no puedo encontrar fundamentos sólidos para validar alguna y también a eso habremos de acostumbrarnos.
Si los anglos y la extrema derecha de EUA, representada por el desquiciante y desquiciado Donald Trump, son xenofóbicos y racistas, - solo recuerde su Ku Klux Klan- nosotros no nos quedamos atrás en nuestro desinteresado e irresponsable comportamiento ante la problemática de nuestros indígenas, siempre abusados, manipulados, maltratados, engañados y desnutridos.
Trump, sin evidencias, habla de maras y guerrilleros infiltrados entre los caravaneros, quienes sueñan en lograr éxito con su aventura. Algunos ya aceptaron repatriarse.
Vale la pena recordar que en tanto albergamos, alimentamos, curamos, vestimos y confortamos a los arribados, al mismo tiempo desatendemos, desoímos y amenazamos a indígenas de Guerrero, quienes iniciaron similar protesta con otra caminata. Claro que en el caso centroamericano la prensa mundial está atenta en nuestro manejo del problema; así, nuestros guerrenses pasaron a segundo plano.
El problema social ya se presentó por el mal comportamiento, cuestión de educación de aquellos que rechazan el alimento ofrecido, al no parecerles adecuado y apetitoso - "los poropos son para alimentar animales" -; otros caravaneros, abandonan las ropas que les regalan - recuerde que muchos de ellos entraron a México en bermudas y chanclas de plástico -; algunos, llegando a extremo de tener relaciones coitales muy de mañana - ¡al fin desestresante mañanero! - en la vía pública, ´pudorosamente´ tapados con un cobertor; hasta generar violencia, participando ciudadanos nacionales.
Usted ya leyó sobre los choques en Tijuana. Su alcalde calcula medio millón de pesos diarios en gastos.
Ya se nos olvidó el salvajismo del que los hemos hecho objeto a través del tiempo, cuando intentan ingresar a nuestro país, desprotegiendolos para que enfrenten con gran desventaja a fascinerosos, maras y abusivos, quienes han llegado hasta la violación sexual. Tampoco borre de su mente a "la Bestia", ese tren terrorífico que les cercena miembros y mata a aventureros desesperados.
¡Claro que preferimos juzgar la actitud tomada por EUA!, donde abusan de los nuestros y ahora amenazan detener a los centroamericanos, "¡de ser necesario utilizando ´fuerza letal !", manera elegante de advertir matarlos, utilizando sus sofisticadas armas. Recuerde su historial de agresividad.
Es probable que ellos no logren internarse a los EUA, consecuentemente intentarán y muchos lograrán quedarse en México, sin cumplir las leyes de emigración, engrosando las filas del desempleo y sobrepoblando los cinturones citadinos periféricos, de miseria.
También sabemos de la problemática europea con los inmigrados. Hace años, un vicerrector de la Universidad Complutense, nos hablaba del estudio realizado en que demostraron la relación directa entre tales inmigraciones y el alza en los índices de criminalidad en España.
Algunos analistas consideran poco grave el problema, argumentando se trata de una masa de cinco o seis mil centroamericanos, - ya se calculan en diez mil - que no suman estadísticamente ante una población de más de ciento veinte millones de mexicanos; otros, hablan de su incapacidad laboral y los costos sociales que ellos representan.
¿Cuál será la solución humanista?: ¿Repatriarlos?, ¿ciudadanizarlos?, ¿capacitarlos para integrarlos a nuestra productividad?, ¿becar a sus menores y desplazar a mexicanos viviendo gran desamparo?
Buen reto para la "Cuarta Transformación". ¿Cuál es su criterio?
