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Exámenes sin prueba de virtud

Una inspección acientífica y dañina

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El especialista inspecciona el himen para detectar rasgaduras o el tamaño de la abertura. La búsqueda de “evidencia” es particularmente ofensiva desde el nombre de uno de sus métodos: prueba de los dos dedos.

Naciones Unidas (a través de sus órganos especializados en derechos humanos y mujeres) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) hacen un llamado a la comunidad internacional para acabar con las pruebas de virginidad, exámenes ginecológicos que permiten, esa es la creencia, determinar si una mujer o niña ha tenido relaciones sexuales vaginales.

En esas entidades señalan que la cuestión es eliminar esa forma de violencia contra la mujer toda vez que se trata de una práctica innecesaria desde el punto de vista médico. A eso debe agregarse que muchas veces son intervenciones dolorosas, humillantes y traumáticas.

Se han documentado este tipo de procedimientos en al menos una veintena de países de todas las regiones del mundo. Las féminas son sometidas a ellas de diversos modos, a veces a petición de los padres o porque así lo demandan posibles pretendientes, incluso hay empleadores que las solicitan a la hora de que aplican para un empleo.

Realizadas por médicos, policías o líderes de la comunidad, se presume que son útiles para verificar la virtud, honor o valor social de mujeres sin distinción de edad. En algunas regiones los profesionales médicos analizan la zona en cuestión de las víctimas de violación, supuestamente para determinar si hubo o no ilícito que perseguir.

VIRGINAL

El especialista inspecciona el himen para detectar rasgaduras o el tamaño de la abertura. La búsqueda de “evidencia” es particularmente ofensiva desde el nombre de uno de sus métodos: prueba de los dos dedos. La teoría indica que el aspecto de los genitales femeninos puede revelar antecedentes de actividad sexual. La OMS piensa distinto. Su conclusión es que no hay pruebas de que esas inspecciones sirvan para demostrar que una fémina ha tenido o no sexo.

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Foto: Organización Mundial de la Salud

Junto a la ONU, la comunidad médica considera que la importancia concedida a la virginidad de la mujer es una forma de discriminación de género. No se trata, explican, de un término médico o científico. Su importancia se ubica en un contexto social, cultural y religioso en el que la sexualidad femenina debe reducirse al matrimonio.

SANITARIO

No sólo vulneran los derechos humanos de las afectadas, en casos de violación pueden causar un dolor adicional y reproducir el agravio original, esto puede traducirse como reforzar el trauma y la victimización. Esta práctica tiene, en muchos casos, consecuencias negativas de corte físico, psicológico y social a corto y largo plazo. Hablamos de ansiedad, depresión y estrés postraumático. En casos extremos, pueden traducirse en intentos de suicidio o asesinatos de “honor".

La realización de estos exámenes nocivos e innecesarios desde el punto de vista médico, remarca la OMS, lastima garantías individuales y normas éticas, en particular el principio de los profesionales de la salud relativo a "no causar daño". Por ello, recomienda que no se realicen bajo ninguna circunstancia.

Los organismos internacionales ya referidos destacan que algunos gobiernos han prohibido las pruebas de virginidad y han promulgado leyes para castigar penalmente a quienes las realicen. En concordancia, colectivos de profesionales sanitarios y organizaciones defensoras de las garantías irrenunciables de las personas han condenado esta práctica acientífica y discriminadora.

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Foto: EFE /Ganesha Films

Para atender este problema en los entornos donde se llevan a cabo se han planteado acciones como reiterar a los médicos y a sus asociaciones que la indagación vaginal no tiene mérito científico y no puede determinar si ha habido o no penetración. El personal sanitario también debe conocer las consecuencias de esas evaluaciones para la salud y los derechos humanos, no llevarlas a cabo nunca ni apoyar su realización.

A las administraciones de los Estados se les exhorta a promulgar y hacer cumplir las leyes para prohibir las pruebas.

En lo que respecta a las comunidades y partes interesadas se recomienda lanzar campañas de concientización en las que se aborden, con información fundamentada y pertinente, los mitos relacionados con la virginidad y las normas de género nocivas que ponen énfasis en el control de la sexualidad y de los cuerpos de las féminas.

LUGARES

Que una mujer soltera sea objeto de estas inspecciones incluso a la fuerza, por coerción o amenaza, para verificar su virtud , honor y valor social, es una práctica bien establecida en Asia y Medio Oriente, países del norte y del sur de África. A últimas fechas ha aparecido en Europa y Norteamérica, en grupos de inmigrantes.

Las pruebas de virginidad, señalan los organismos internacionales que las combaten, están enraizadas en sistemas cerrados de discriminación contra las féminas. Su uso promueve y refuerza normas socioculturales que refuerzan la desigualdad entre personas de distinto sexo, así como estereotipos de lo que debe ser lo femenino desde los planos de la moral y la sexualidad.

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Para religiones como el hinduismo es importante llegar virgen al matrimonio. Foto: Notimex

En muchas sociedades, estos exámenes de virtud se sostienen en que las representantes del lado femenino del género humano son consideradas propiedad de sus padres o de sus maridos, sus cuerpos son vistos como objetos o propiedad de los varones y su valor es cuantificable desde el concepto de “pureza”.

Las normas sociales que les dan cabida han sido perpetuadas por sistemas de recompensas y castigos. Un ejemplo histórico de dominio público es el uso del cinturón de castidad en la Edad Media.

Las pruebas, además, forman parte de sistemas de creencias que perciben a las mujeres como tentaciones para los hombres. En esa clase de entornos se asigna al sexo femenino plena responsabilidad por los actos sexuales y sus consecuencias, o bien se etiqueta a las féminas como seres vulnerables que necesitan protección contra el hombre y su incontrolable apetito sexual.

Estas actitudes crean contextos en los que los varones se sienten con derecho a controlar el comportamiento íntimo de las mujeres.

La lista de países donde la virginidad es sometida a examen incluye a Afganistán, Brasil, Egipto, India, Indonesia, Irak, Jamaica, Jordania, Libia.

Más casos se han registrado en Sudáfrica, Sri Lanka, Turquía y Reino Unido, entre otros territorios.

En el último siglo, esta forma de discriminación ha aparecido en países que no tenían historia previa con el concepto. Es el caso de Bélgica, Canadá, Países Bajos, España y Suecia.

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