Verdades y rumores
Tal y como lo habían adelantado nuestros subagentes disfrazados de matracas azules, una oleada de renuncias se está registrando en este arranque de diciembre dentro del PAN en Coahuila y en Torreón. Las salidas, ya anunciadas desde que el diputado federal Luis Fernando Salazar dio a conocer la suya, se deben a que, según los inconformes, el partido ha perdido sus valores, ya no representa una verdadera oposición en Coahuila, que se anteponen los intereses personales de unos cuantos, y un largo etcétera. Pero el común denominador que desencadena todo esto es que cada vez hay más gente inconforme con el hecho de que siga siendo Guillermo Anaya quien mueve los hilos del partido y que él y sus incondicionales son los que deciden quién sí va y quién no va por una candidatura.
Además, cuentan que don Memo está armando todo para volver a buscar un cargo de elección popular, ya sea en la siguiente elección estatal o en la federal, lo cual ha generado rechazo entre varios panistas que consideran que ya tuvo suficientes oportunidades en el pasado y que incluso desperdició la oportunidad de oro en la pasada elección para la gubernatura. Lo más interesante del asunto es que, según advierten los propios renunciantes, la desbandada será mayor, sobre todo luego de la elección interna para elegir al próximo dirigente estatal blanquiazul, ya que es un secreto a voces que don Memo va a hacer hasta lo imposible por que su alfil Jesús de León quede como el nuevo jerarca aunque él siga siendo el poder tras el trono. Esta serie de defecciones se da en el contexto de la llegada de Morena al poder federal y la consecuente construcción de su estructura en entidades como Coahuila, en donde la izquierda partidista nunca ha tenido arraigo. Por eso, que no le resulte extraño, amigo lector, ver en un futuro muy lejano a rostros expanistas bajo las órdenes del nuevo procónsul coahuilense, Reyes Flores Hurtado.
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Y ya que hablamos de cambios, dicen que en el ayuntamiento de Torreón se aproxima una sacudida más o menos fuerte con enroques y eliminación de piezas de funcionarios que de plano no han dado el ancho. Nuestros subagentes disfrazados de escritorios del edificio público más caro de la ciudad cuentan que Zermeño anda harto enmuinado por la falta de interés que han demostrado el exactivista Aldo Villarreal y el exipeco Tomas Galván al frente de las direcciones de Urbanismo y Obras Públicas, respectivamente. Comentan que ante la falta de compromiso, don Jorge ha pensado que tal vez el vicealcalde Antonio Loera, hoy a cargo de Servicios Administrativos, pudiera estar al frente de ambas dependencias pero luego de fusionarlas en una sola. Algo así como una superdirección de Desarrollo Urbano y Obras Públicas con amplias facultades, como las que ya tiene don Antonio, pero ahora sí reglamentadas. Dicen que la gota que derramó el vaso, o mejor dicho, las tinas, fue la protesta de vecinos que arrojaron aguas negras en las cajas de la oficina matriz de Simas en bulevar Independencia, como manifestación por los brotes de líquidos pestilentes que hay en diferentes puntos de la ciudad. Al enterarse de lo anterior, el alcalde comenzó a acelerar su idea de hacer cambios urgentes y necesarios y por fin quitar a Juan José Gómez de la gerencia general del sistema de aguas, ya que, dicen, pierde cada vez más seguido el temple, y en su lugar se colocaría a uno de los alfiles de Loera, Alejandro Gutiérrez en el área técnica, como lo habían anunciado los subagentes, y así darle a Loera todavía más poder.
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En los ecos del informe previo que el gober Miguel Riquelme ofreció a la militancia priista en el consejo político estatal, cuentan que llamó bastante la atención la presencia del morerista número uno David Aguillón, quien recientemente fue salpicado por el caso Humberto que se sigue en España y que involucra travesuras con recursos públicos de sexenios pasados. Pero la atención que llamó no se debió a su despreocupación sino al hecho de que salvo dos o tres personas se acercaron a saludarlo con todo y que se subió al presidio y permaneció en el centro volteando de un lado a otro con una sonrisa. Los cuchicheos de la militancia priista no se hicieron esperar y fueron en el sentido de que no caía del todo bien para el gober Miguel que apenas que está limpiando su imagen e intentado desmarcarse del moreirato, aparece don David como para decir que aún no se han roto los vínculos más importantes. Por ahí también se vio a Antonio Gutiérrez Jardón, quien también causó revuelo, porque, según los subagentes disfrazados de tamboras tricolores, hace pocos días se presentó en el comité estatal del PRI, donde les estaban dando cursos de capacitación a los nuevos regidores de Torreón, y sorprendió al mismísimo dirigente estatal Rodrigo Fuentes, a quien sin empacho alguno le exigió su regiduría la cual por ley le pertenece. La molestia de don Antonio viene porque hasta el momento no ha sido requerido por el gober Miguel para ocupar un puesto en el gabinete estatal pese a que se le había prometido. A quien casi le da un infarto es al ungido para regidor Homero Estrada, ya que en caso de que Jardón siga montado en su macho, él sería el primer perjudicado, ya que quedaría fuera de la sagrada nómina en el próximo ayuntamiento torreonense. Ya entrados en gastos, salió a relucir también el nombre de la maestra Ana Isabel Durán Piña, próxima exalcaldesa de San Pedro, y de Bibi Delgado, excandidata a la presidencia de Madero, quienes sufrieron estrepitosa derrota y ahora están también aferradas a ser regidoras. Y cuentan que lo que ambas políticas buscan es, además de no vivir en el error, ocupar un puesto desde el cual puedan lanzar dardos emponzoñados a quien las derrotó en las urnas, es decir, una especie de revancha que se traduciría en votos en contra a toda propuesta que hagan los presidentes en funciones.
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Una serie de dudas, incertidumbres y hasta molestias ha empezado a generar la integración de las llamadas Coordinaciones para la Construcción de la Paz y Seguridad, rimbombantes figuras mediante las cuales el nuevo gobierno federal morenista pretende materializar el Plan Nacional de Paz y Seguridad en cada una de las 266 regiones que para tal efecto dividió el territorio nacional. A partir de esta semana, comenzaron las reuniones a invitación de María de Lourdes Montes Hernández, titular de la Delegación Regional de los Programas de Desarrollo Integral, con los encargados de las diferentes corporaciones en el ámbito local. Una de las principales interrogantes es que para dichas reuniones se haya tomado en cuenta la división del estado de Durango por distritos electorales federales, y que tras los cambios que se aplicaron en 2017, el distrito 02 con cabecera en Gómez Palacio incluye otros nueve municipios, algunos de los cuales están bastante alejados de esta ciudad. Ejemplo de ello es Guanaceví, ubicado a 300 kilómetros de esta ciudad, ubicado en la zona serrana al norte del estado, en los límites con Chihuahua, y cuyos encargados de seguridad se verán obligados a viajar a Gómez Palacio para asistir a esas reuniones diarias que, además, tienen una duración de tres horas o más. Es decir, de lo más inoperante para quienes tienen a su cargo las tareas de seguridad y se han visto obligados a permanecer en esas prolongadas juntas. Además, hay que considerar que empiezan tiempos de austeridad, o sea, recortes, y mientras no baje la gasolina como el preciso Andrés Manuel lo prometió, pues les va a salir bastante caro a los funcionarios de tan lejanas comunidades. Otra de las interrogantes es hasta qué punto estos encuentros se van a duplicar con los que ya se llevan a cabo mediante las reuniones de coordinación y de revisión de indicadores delictivos que encabeza el Mando Especial de La Laguna, hoy por hoy el que tiene a su cargo la labor interinstitucional en materia de seguridad y que hasta ahora ha dado resultados favorables en coordinación con los gobiernos de Coahuila y Durango. Quienes han acudido a dichas reuniones señalan, además, que la representante del nuevo gobierno ni siquiera acreditó tal representación con algún nombramiento o documento que así lo avale. Como Taibo II en el Fondo de Cultura Económica.
