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Federalismo mexicano: engendro anencefálico

Metáfora Ciudadana

LUIS ALBERTO VÁZQUEZ ÁLVAREZ
...federarnos nosotros estando unidos, es dividirnos, atrayéndonos el mal que ellos procuraron remediar con esa federación".

— Servando Teresa de Mier; 1823.

El federalismo implantado en México nació en Norteamérica al lograr su independencia; pero con antecedentes y condiciones muy diferentes a las nuestras; allá nace de trece colonias que desde el dominio británico ya eran autónomas entre sí y con representación directa ante la corona. Cuando se independizan logran un modelo híbrido de autonomía y de unión; conforman una pluralidad de centros de poder coordinados entre sí. La Nueva España poseía un poder homogéneo; absoluto e indivisible; por ello la federación jamás ha sido concordante con nuestra idiosincrasia; arquetipo que una ley ajena al sentimiento popular no cambiaría.

En un sistema realmente federal subsiste una polaridad de poderes perfectamente determinado por leyes claras y precisas que impiden conflictos constitucionales, pero en nuestro país existe una compleja distribución de competencias entre Federación y estados; ello permite en ocasiones la coordinación, el empalme, la coexistencia y hasta la coincidencia, pero en todas las constituciones, la federación queda sobre aquellos, toda vez que una entidad federativa es parte de la nación, sólo se es mexicano y aunque algunas entidades federativas exhiben banderas y crean himnos, siempre sucumben ante el poder central,

El artículo 124 actual (117 de 1857) establece que las facultades no concedidas a la federación (soberana) se considera reservado a los estados (simplemente autónomos). Después de la enumeración constitucional que confiere capacidad expresa o tácita a los poderes federales, lo que queda es prácticamente nada. Más aún, las constituciones locales son leyes de cuarta, según la pirámide jurídica del artículo 133 vigente.

Pero, ¿Cómo llegamos a esta situación que hoy presenta un problema más a nuestra exigua democracia?

En 1823 se discutía el sistema político que debería seguir nuestro país. Dos eran las propuestas: federalismo y centralismo. Los yorkinos liderados por Miguel Ramos Arizpe, bajo la férula de Joel R. Poinsset ministro plenipotenciario americano, quien traía la consigna de preparar a México como patio trasero de EUA. El grupo centralista encabezado por Servando Teresa de Mier, una de las mentes más brillantes de México; buscaban mantener el sistema de poder central único, más apropiado para la naciente república. El 13 de diciembre de 1823 pronuncia su célebre "Profecías sobre la federación mexicana" que, a 195 años, se cumplen plenamente. Teresa de Mier y varios constituyentes elaboraron una propuesta de constitución centralista; pero fue opacada por los siervos del futuro saqueador de nuestra patria (serviles lacayos como el que ayer entregó la máxima condecoración a un americano que odia a los mexicanos). La copia a la federación americana (incluido el nombre mismo), jamás midió la inmensa distancia entre ese país y el nuestro.

La constitución de 1824, dotó a los órganos federales de facultades absolutas e inmensas, dejándoles a los estados, enumerados en su artículo 5, apenas unas pocas y sujetándolos a la federación de acuerdo al artículo 145, estableciéndoles solamente obligaciones (161) y restricciones (162). Además de imprecisiones territoriales al no establecer sus límites; la fórmula posterior del artículo 45 actual dice: "Los Estados de la Federación conservan la extensión y límites que hasta hoy han tenido...". ¿Cómo?, sí, por ejemplo, la llamada "Nueva Vizcaya" poseía parte de Durango, Chihuahua, Sinaloa y Coahuila. También causó la pérdida de medio territorio nacional al separarse Tejas constituyéndose en república independiente.

Si en lo jurídico el federalismo mexicano nació anencefálico, en lo político fue siempre un niño enfermizo, lombriciento y desnutrido; realmente nunca ha existido. El "presidencialismo" basado en un centralismo económico y político, mermó lo federal; para todo se acude a las autoridades centrales; los estados son "libres" mientras no atenten contra las normas federales; no pueden cobrar impuestos entre sí y las aduanas al extranjero son federales; nunca se ha podido hablar de capacidad económica estatal.

Los dictadores decimonónicos jamás se preocuparon por los estados; Porfirio Díaz veía a los gobernadores como "agentes federales". Durante la tiranía huertista sólo dos se insurreccionaron: Abraham González de Chihuahua, asesinado y Venustiano Carranza quien sabía bien que era ilegal su movimiento, por lo que hubo de buscar una "transformación", llamando a su movimiento "Constitucionalista". Obregón y Calles jamás compartieron su poder y sus gobernadores, al igual que aquellos de todo el priismo, eran limpiabotas a quienes en cualquier momento se les podía pedir la renuncia. El PRI entregó, servilmente, las facultades estatales al presidencialismo, creó miles de delegaciones federales en los estados para premiar a sus amigos y ocasionar gastos milmillonarios y ahora se rasga las vestiduras.

Vicente Fox, toleró el federalismo y el resultado fue infinidad de fraudes electorales y saqueos a los estados, fue, de tal grado, que hoy estos adeudan 580 mil millones. La Secretaría de Hacienda ya limitó la adquisición de nuevas deudas, pero el mal está consumado; por ejemplo, los excesivos gastos en "Comunicación social y publicidad" y el ilegal destino de participaciones federales a rubros diferentes a los asignados; que, en el caso de Coahuila, son brutalmente desmesurados. Si no vigilas habrá corrupción.

La ampliación de facultades en 2014 a favor del INE sobre las OPLES estatales, si bien obedece a la corrupción con que estas manejan las elecciones locales (Coahuila a la cabeza) debería verse como una intromisión a las facultades estatales ya que vulnera su "soberanía", y nadie se quejó; nadie dijo nada.

En último término, las facultades absolutas las sigue teniendo el pueblo, según la fórmula del artículo 39 "...El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno". Puede cambiarse la estructura por la única vía que legalmente permite la constitución: el "Constituyente Permanente" (congreso federal y legislaturas estatales) y alterar hasta el sistema federal corrupto.

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