EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Tóxico

DENISE DRESSER

"Tóxico". La palabra del año según el Oxford English Dictionary. Elegida por la variedad de contextos en los cuales se ha hecho presente, desde conversaciones sobre el medio ambiente hasta lamentos sobre el discurso político actual. Refleja el ethos, el ambiente, la preocupación compartida. Retrata al gobierno que llega a su fin y al Presidente que lo encabezó. Tóxicos por la corrupción que avalaron, la impunidad que permitieron, la cuatitud que protegieron, el país manchado de sangre que dejan tras de sí. Un sexenio repleto de "toxicon pharmakon" -veneno para dardos- que recorrió el sistema político y económico, saboteando reformas, agravando males. Un Presidente que prometió salvar a México pero acabó envenenándolo.

Lejos quedó el país de las primeras planas, aplaudido por la aprobación de reformas largamente pospuestas e históricamente rechazadas. El Presidente corruptor fue sustituido por el Presidente corruptor; la competencia por la cuatitud; la narrativa exitosa por el descalabro estrepitoso. Transitamos de "Mover a México" a la "Peñastroika perdida". El reformismo modernizador del "Nuevo PRI" fue saboteado, una y otra vez, por sus viejas prácticas: por la corrupción como forma de vida, por la manipulación como modus operandi. Peña Nieto no será recordado gracias a los cambios que impulsó sino debido las peores prácticas que exacerbó. El priismo nunca fue tan obvio en su rapacidad, tan evidente en su extracción. Los epítetos del sexenio: la Casa Blanca, Odebrecht, OHL, la Estafa Maestra, el Gobierno Espía.

Pero más allá de la corrupción corrosiva y la impunidad itinerante, lo peor que el peñanietismo deja tras de sí es el descrédito institucional. Instituciones creadas para ser contrapesos del poder que se convirtieron en sus comparsas. Instituciones diseñadas para la autonomía que se dedicaron a la politiquería. El INE inerte ante las ilegalidades del Partido Verde, el SAT silencioso ante las condonaciones fiscales, el INAI inconsistente o con frecuencia ausente, el Tribunal Electoral cada vez más discrecional, la CNBV impasible ante el rentismo del sistema financiero, la PGR persiguiendo a enemigos políticos mientras ignoraba a criminales priistas. Consejeros que no fueron autónomos, reguladores que se dejaron capturar, magistrados a modo. En vez de fortalecer al andamiaje institucional, el peñanietismo lo debilitó aún más, politizándolo, partidizándolo, degradándolo. Peña Nieto puso a las instituciones del Estado al servicio del PRI y de sí mismo. Las volvió indefendibles, tóxicas.

La potencia del veneno explica la búsqueda febril del antídoto. El tamaño del daño explica la magnitud de la sobrecorrección. Hoy la Cuarta Transformación va contra las instituciones, iniciativa legislativa tras iniciativa legislativa. Como la CNBV no frenó la voracidad de los bancos, ahora habrá que eliminar de tajo todas sus comisiones. Como los artífices del Pacto por México tomaron decisiones cupulares ahora habrá que consultar al pueblo a cada paso. Como las policías son corruptas ahora habrá que militarizar a México. Como la burocracia especializada tenía privilegios desmedidos ahora habrá que despedirla masivamente. Como el INE se convirtió en correa de transmisión de los partidos, ahora habrá que saltar por encima de él. Como los gobernadores prianistas se volvieron virreyes ahora habrá que instalar virreyes morenistas -los superdelegados- para controlarlos.

Cada nuevo embate la institucionalidad del nuevo gobierno se vuelve justificable ante el desastre que Peña Nieto provocó. La encomienda festejada es destruir, cancelar, amputar. La consigna celebrada es la erradicación extremista en vez de la corrección necesaria. Para la 4T, el andamiaje heredado es tan malo que no puede ser arreglado; necesita ser desmantelado. El envenenamiento no puede ser curado mediante una intervención quirúrgica; hay que desangrar al paciente. Pero es peligroso combatir veneno con veneno. El error en el que están cayendo AMLO/Morena es deslegitimar a las instituciones, por lo deterioradas que están. Peña Nieto fue tóxico para la institucionalidad, pero a lo que se está encaminando AMLO es a gobernar sin ella. Y como escribe Strindberg, hay venenos que ciegan y otros que abren los ojos. A abrirlos entonces y a alertar sobre una toxicidad que sustituye a otra, debilitando a la democracia debilucha, envenenándola aun más.

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en: Denise Dresser

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1521870

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx