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'Es una victoria muy amarga', dice hermana de Serymar tras condena

La hermana de la víctima enfrentó todo tipo de obstáculos para tomar el caso

Lucha. Sandra Soto emprendió una dura batalla para que el feminicidio de Serymar no quedara impune y lo logró; Jorge Alejandro recibió una sentencia de 46 años de prisión. (ARCHIVO)

Lucha. Sandra Soto emprendió una dura batalla para que el feminicidio de Serymar no quedara impune y lo logró; Jorge Alejandro recibió una sentencia de 46 años de prisión. (ARCHIVO)

EDITH GONZÁLEZ

Sandra Soto no celebra la sentencia de 46 años que recibió el feminicida de su hermana Serymar y por la que había luchado los últimos 22 meses, dice "es una victoria muy amarga", pues devastó a dos familias, especialmente a la suya.

Fue el jueves por la noche, después de 10 horas de audiencia, cuando el juez de la causa del Tribunal de Justicia de Coahuila, dictó la sentencia en contra de Jorge Alejandro Ugarte Hernández, quien fuera la pareja sentimental de Serymar.

"De ninguna manera puedes celebrar la tragedia de otra persona, esto es una tragedia que afecta y mutila a dos familias por la responsabilidad de los actos de un macho que decide disponer de la vida de una mujer; ambas familias sufren de diferente forma, a lo mejor nunca va a compararse porque él, aunque lo haya condenado todos los años que marque la ley, está vivo y su familia puede verlo y nosotros no, no hay pena que restituya ni nos regrese la vida de Serymar".

Aunque "amarga", la sentencia les da tranquilidad de que Jorge no podrá asesinar a otra mujer, además de que uno de los pendientes que tiene con su hermana, está cumplido.

"La lucha es buscando la justicia porque no puedes ir matando gente y no te pase nada. Tiene que haber penas ejemplares para que esto se frene (…) da tranquilidad porque cumpliste, si existe otra vida la puedes mirar a los ojos y saber que si ella se tuvo que callar y no alzó la voz hay alguien que hizo justicia por ella, que pudo decir lo que le había pasado que pudo exigir por ella".

Precisamente en la intervención que tuvo en el Tribunal Sandra recordó los 9 asesinatos cometidos contra mujeres diariamente en México y la obligación de las autoridades de dar castigos ejemplares que contribuyan a enviar mensajes de justicia para frenar esta masacre.

Si bien, la sentencia fue lograda gracias al trabajo hecho por la Fiscalía, también es cierto que esto se hizo en medio de la presión ejercida por Soto, quien dice se enfrentó contra el estado, la indolencia, la burocracia, el machismo, vacíos legales, entre otras cosas, para que su hermana recibiera justicia.

No podía ser de otra manera, pues su vida quedó suspendida aquel 28 de enero de 2017, día en el que Jorge Alejandro, arrolló de manera intencional a Serymar y la dejó con heridas letales. El 3 de febrero Serymar falleció y desde entonces, Sandra cerró el despacho que tenía en la Ciudad de México, donde reside, pues es abogada de profesión e hizo a un lado su dolor para comenzar la lucha por el acceso a la justicia.

A partir de ese día todo se volvió feminicidios. Creó la página de Facebook, "Los Machos nos matan en México", en donde comenzó a difundir los casos que le enviaban familiares de mujeres asesinadas y pedían dar con el paradero de los asesinos.

A través de esta página, difundió insistentemente la historia de Serymar y la foto de quien había sido su pareja sentimental y feminicida, para pedir a la ciudadanía que le ayudara a dar con su paradero.

"Tuve que dejar el duelo a un lado para poder enfrentar esta lucha en donde tuvieras este acceso a la justicia, como la creación de una página de facebook en la que visibilizaras el dolor y las situaciones jurídicas que estuvieras atravesando, sumar adeptos, víctimas y visibilizar esta problemática social que existe con esta pandemia en la que nos están masacrando como mujeres y en donde nadie nos garantiza justicia".

Después de varios meses, sus esfuerzos rindieron frutos, ya que le enviaron la ubicación de Jorge Alejandro y ella se la informó a las autoridades, que hasta ese entonces no habían dado con su paradero.

"La lucha yo creo que mas que nada es contra el Gobierno, que es quien debe resolver por nosotros y dejarnos vivir este duelo por la pérdida, pero lamentablemente no hacen su trabajo y uno se ve obligada a crear sus propias herramientas para poder hacer valer estos derechos que tienes y no son respetados".

Enfrentarlo requirió valentía, pues estaba consciente que se enfrentaba contra un feminicida. Su familia lo sabía, por lo que la recomendación era confiar en las autoridades y sobre todo, como creyentes, en la justicia divina.

"Cuando a nosotros nos pasa eso, a mi se me fracturó la fe. Ella no era una mala persona, no se lo merecía; era una mujer buena, muy joven, alegre, cariñosa, amaba a Jorge y tenía sueños, para mi es injusto y entonces yo le cuestioné a Dios '¿Por qué? ¿Dónde estaba?, ¿Por qué no la salvó?, ¿Por qué no se murió Jorge?, ¿Por qué mi hermana?, Mi mamá me dijo que se lo dejara a Dios y eso me motivó, porque yo no sé si existe otra vida", dice entre lágrimas y hace una pausa.

Continúa, "A veces las amigas dicen que la sueñan con ella, que las vino a visitar, nosotros estábamos sufriendo mucho y yo pensaba 'si existiera otra vida y ella viniera a consolar a alguien, sería a mi, a mi mamá, mi hermana', porque sabe que estoy sufriendo mucho y como no se aparece, como no viene, no creo que exista otra vida. No me voy a esperar a que Dios lo castigue".

La decisión estaba tomada, la muerte de Serymar no quedaría impune. Sandra tenía una idea de lo que iba a enfrentar, pero todo superó sus expectativas.

"Te enfrentas a situaciones con gente que te encuentras en el medio, que son indolentes, que utilizan tu dolor para lograr vienes personales y un interés mediático (…) a autoridades incapaces de hacer su trabajo y te ves obligada a utilizar medidas de presión para que hagan lo que tienen qué hacer".

Sus medidas de presión incluyeron visibilizar su caso en medios locales, nacionales e internacionales. Interponer una queja colectiva en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos por el abandono del Estado hacia los huérfanos, quien hasta ese entonces no tenían ningún tipo de apoyo, a pesar de que está establecido en la ley.

La lucha, sin embargo, no termina con la sentencia. Sandra seguirá siendo la voz de las familias mutiladas por feminicidio, a través de la página de Facebook y con la revista de Los Machos nos matan en México que recientemente fue lanzada. Además continuará pugnando por la reparación del daño para las y los huérfanos, pues las personas que más vulnerables quedan ante un feminicidio son los hijos y las hijas. Serymar tenía uno, Romeo, de cinco años. Proteger a su sobrino es la deuda pendiente que tiene Sandra con su hermana y no descansará hasta saldarla como ya lo hizo con la sentencia. La condena se da durante el repunte de asesinatos de mujeres en Torreón y Matamoros que contabiliza, del 26 de octubre al 20 de noviembre, 4 feminicidios y 2 homicidios de mujeres. En el año van 5 feminicidios e igual número de homicidios de mujeres, según cifras del CCI Laguna. También se da mientras se espera la decisión sobre la declaratoria de Alerta de Género.

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Escrito en: Serymar

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