Cuando los agravios han sido brutales, pretender enmendarlos no es buscar venganza; cuando los agraviados hemos sido casi todos los mexicanos, justo es que quien nos ha lastimado, pague por ello.
Ha sido sistemático el saqueo de las arcas públicas en todos los gobiernos del país, desde el municipio más pequeño, hasta nuestros impuestos transformados en programas federales. La rapacidad de la clase política que padecemos -salvo algunas raras excepciones-no tiene límites, lo dice Andrés Manuel López Obrador, AMLO, sin embargo parece que el presidente electo ha olvidado su dicho, o al menos eso nos da a entender cuando afirma que "juzgar a los grandes corruptos es atentar contra la estabilidad del país". ¿Tienen que ser pequeños los corruptos para ser juzgados?, ¿el profesor Moreira y su banda entran en esta clasificación?, ¿los alcaldes y gobernadores responsables de contratación de deuda durante los últimos 10 años, son pequeños, o medianos corruptos?, siendo la corrupción y la impunidad problemas fundamentales del país que deben ser debidamente analizadas sus causas (en casos totalmente legales, ya que la ley permite triangulaciones de recursos, uso faccioso del poder de los titulares del poder ejecutivo en cualquiera de sus ámbitos, impulsar sistemas anticorrupción y fiscales a modo, entre otros), es válido preguntar ¿el nuevo gobierno se va a fincar sobre tumbas clandestinas y miles de desaparecidos, sobre crímenes no investigados, sobre corrupción galopante, sobre expedientes de investigaciones de comisión de actos de corrupción bien documentados que entrarán en la afirmación de "borrón y cuenta nueva"?, porque de ser así, estamos, una vez más ante la administración de un problema, no ante la búsqueda de solución.
Alternancia, en lugar del inicio de un proceso de cambio efectivo, de transición política. A partir del próximo 1 de diciembre, el escenario puede empezar a cambiar porque lo que hasta este momento lo dicho y ordenado por el presidente electo, no tiene más fuerza que la que derivó de la pasada elección presidencial, y que lo que se decida y haga por el presidente en funciones, hasta esa fecha, tomará visos de formalidad. Hacerles frente a las realidades, que son tantas como problemas tiene y deberá enfrentar el país. Conocer la realidad de cada problema significa conocer la situación que guarda, las causas que lo desarrollaron, pero también los cambios o rectificaciones - que deben ser consideradas como opción- que ameriten hacerse.
¿Dónde deja el "borrón y cuenta nueva" el gravísimo problema de la deuda pública de México?; ¿Qué problemas enfrentarán los gobernadores de Veracruz, Quintana Roo, Chihuahua, y Coahuila ante el saqueo inmisericorde y brutal del que fueron objeto por los gobiernos anteriores?; ¿podrán atender las demandas básicas de la población, y su desarrollo?, cada entidad presenta una realidad distinta, desde el partido que los gobierna y gobernará como es el caso de Veracruz, y la situación que unos encontraron y el otro encontrará.
Sin embargo, en este escenario de los grandes corruptos y los borrones, en Coahuila se vive una paradoja: la información reservada sobre la deuda contratada en tiempos de ejercicio del poder del profesor Humberto Moreira y de Jorge Torres, y la reanudación de la apertura del expediente que el primero tiene en España, (con el agregado de lavado y tráfico ilegal de dinero, y relaciones con el crimen organizado, información según el diario español El País), derivó de declaraciones de miembros de la banda del profesor, presos unos, y en libertad condicional otro, en cárceles de Texas y España, y en ciudad como cárcel en dicho estado; tal parece que las procuradurías son candil de la calle.
Ante estas realidades, el espacio local obliga a que los ciudadanos y sus organizaciones no bajemos los brazos y mantengamos nuestra brega en la lucha por aportar para que tengamos un buen gobierno, al que no habremos de dejar solo, si no queremos que nos vuelva a suceder el ser saqueados otra vez.
Amable lector, ahora más que nunca cuando estamos en plena incertidumbre - que en esencia eso es democracia- por lo que será el plan de gobierno nacional debemos cambiar e interesarnos por lo que sucede en nuestro entorno inmediato, en la relación entre el gobierno y nosotros; mucho es lo que se dice por los gobernantes que perdemos de vista lo trascendente. Es hora de que nosotros pongamos sobre la mesa lo que queremos y exigimos al gobernante, a la institución gobierno, al poder público completo.
Esta incertidumbre que en diez días dejará de serlo, nos debe servir para reflexionar y dimensionar nuestras realidades que debemos empatar con las que el gobernante percibe; ya hemos vivido, y en Coahuila seguimos viviendo gobiernos caprichosos, ocurrentes y muy gastadores en su imagen. Necesitamos recuperar la calidad de mandantes, de empoderarnos y exigir que nuestros representantes todos, cumplan con sus obligaciones. Insisto en el caso de los legisladores, es necesario recordarles que sus tres principales obligaciones son la Representación, la Legislación y la Fiscalización, si las bases legales están hechas a modo para no cumplir con la primera y la tercera, debemos cambiar la ley, el balón esta en media cancha.
En el Cajón. En tiempos de incertidumbre, en Torreón también se mantiene una:
¿En qué condiciones recibió Jorge Zermeño la ciudad y el sistema municipal de agua potable hace un año? Lo menos que podemos hacer a estas alturas, es exigir nos rinda cuentas sobre el particular, sobre todo cuando ya aprendimos que el proceso de entrega - recepción, a pesar de una bonita y clara ley, no se atendió; un prietito en el arroz de dicha ley, los titulares de las dependencias pueden delegar en un tercero la atención de su obligación de entrega, una verdadera forma de evadir y huir de las responsabilidades, ¿lo cree así, amable lector?
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