Una institución de vanguardia como lo es el Instituto Nacional Electoral (INE) enfrenta casi cotidianamente un sinnúmero de retos y esto como consecuencia de todas las atribuciones que el Legislativo, en el correr del tiempo, le ha depositado gracias a la confianza que ha ido sembrando en razón de los resultados que ha dejado en el camino a lo largo de muchos procesos electorales que le ha tocado organizar, no sólo federales, sino también locales, así como otro tipo de ejercicios, como por ejemplo la organización de algún proceso interno de un partido político, entre otros.
Para la elección del año 2024 en donde se renovará, entre otros cargos, la Presidencia de la República, el INE tiene la meta de generar una gran participación ciudadana de los mexicanos residentes en el extranjero. Veamos los antecedentes.
A raíz de la reforma electoral de 2005, el Legislativo determinó la posibilidad de que los mexicanos residentes en el extranjero pudieran votar, bajo un determinado procedimiento, por presidente de la República. En la elección de 2006, basado en un esquema de votación vía postal, participaron 32 mil 62 ciudadanos. Para la elección de 2012, con el mismo esquema de votación, la participación de nuestros connacionales aumentó a 40 mil 714 sufragios.
Con la reforma electoral llevada a cabo en 2014, el INE obtuvo mejores resultados de participación en la elección de este 2018. Así, de un total de 181 mil 256 mil ciudadanos inscritos votaron finalmente 98 mil 854, lo que representó más del doble que la votación registrada en 2012 y casi el triple que la obtenida en 2006.
En gran medida, el incremento de la participación de las y los mexicanos residentes en el extranjero se debió a la posibilidad de que los trámites tanto de actualización como para obtener la credencial para votar con fotografía, la obtuvieran en los lugares donde viven las diversas comunidades migrantes. Aunque el mecanismo de votación siguió el esquema de 2006 y 2012.
Consecuentemente, al menos en este tema, ¿cuál sería el gran reto del INE para 2024? De entrada, buscar diversas alternativas que permitan a nuestros compatriotas que residen en otros países, participar en nuestras elecciones.
Ya en su oportunidad hablamos de la importancia de que el INE creara una comisión que se encargará de proponer al Consejo General una serie de alternativas al respecto, pero las que me parecen que permitirían un mayor alcance, de entrada, son al menos las siguientes:
Establecer diversos diagnósticos que permitan contar con un universo de posibles electores residentes en otros países. Según el Instituto de los Mexicanos en el Exterior, se estima que son alrededor de 12 millones de mexicanas y mexicanos los que se encuentran en diversas partes del mundo, aunque más de 90% se concentran en Estados Unidos.
Con base en este diagnóstico podrían establecerse estrategias y acciones concretas.
Sin duda la automatización de diversos procesos que permitan hacer más fácil el registro de las y los ciudadanos que pudieran estar interesados en votar permitiría la optimización de tiempos y controles.
La utilización del voto electrónico a mi parecer sería la mayor apuesta que el INE podría explorar para la participación de las mexicanas y mexicanos en la elección de 2024. La instrumentación de este sistema, a mi parecer, debería estar acompañado de una serie de estudios de costo-beneficio, entre los que resaltaría el muy probable ahorro de recursos en un mediano plazo, la mayor rapidez del registro de votantes y de votos, entre otros aspectos que, sin duda, podrían llevar al INE a incursionar en la utilización electrónica en las elecciones de nuestro país tanto federales como locales.
Como podemos observar, el largo camino por el que el INE debe de transitar se vislumbra complejo, pero nos tiene acostumbrados a lograr las metas que siempre se fija. Suerte para nuestro máximo órgano electoral administrativo.
Twitter: @fdodiaznaranjo
Correo electrónico: diaznaranjo.
