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POR SI LO MANDAN A VOLAR

Por si lo mandan a volarPor si lo mandan a volar

Así decimos coloquialmente cuando queremos deshacernos de alguien; muy frecuentemente, se trata de una pareja. "¿Oye, no traías novia?". "N'ombre, ya la mandé a volar", dice el amigo muy orgulloso cuando la realidad es que al que mandaron a volar es a él porque la chava ya no le aguantaba tanta parranda.

Desde que se inventó el avión - que fue una de esas creaciones que cambian el curso de la historia mundial - hemos quedado fascinados con el hecho de poder volar, aunque sea en una "maquinota" costosísima y llena de más gente de todos tipos, con la mala suerte de que te toque algún compañero de fila que no tuvo oportunidad de bañarse porque el vuelo era de madrugada y huele a sudor de antier; o bien, que te toque un niño en el asiento detrás del tuyo y se la pase, además de gritando, pateando el respaldo de tu asiento hasta el punto de querer voltear y estrangular al malcriado chamaco y de una vez a sus papás que en ningún momento le llaman la atención por estar ocupados jugando con su teléfono celular.

Las palabras avión y aviación tienen el mismo origen: vienen de la palabra latina avis, que significa "ave". "No pues guau", dirá usted ante tal obviedad. Si acaso lo que es un poco más interesante es que "avión" es una palabra acuñada por Clément Ader en 1875, un inventor francés al que se le ocurrió fabricar esta máquina para volar, incluso trece años antes que los hermanos Wright, a quienes muchos les adjudican la invención de este medio de transporte ahora indispensable.

Cuando a alguna persona se le ve afectada la memoria o el razonamiento, ya sea por algún tipo de problema neuronal o simplemente porque es muy distraída, se dice que "ya se le va el avión". Así también, cuando cierta persona nos está ignorando o nos "da por nuestro lado", podemos decirle con toda seguridad y a modo de reclamo: "¡no me des avión!", que se entiende con prácticamente el mismo significado que la que mencionábamos anteriormente de "mandar a volar".

Y ya que hablamos de vuelos, que es la forma sustantivada - o sea, hecha "una cosa" - del verbo volar, decimos que el origen de ambas palabras es el mismo de avión, o sea, que todo viene del ave.

"Sarita, la muchachita recatada de la colonia, ¡pues ya se casó!". Así le decía una comadre a la otra en pleno chisme de lavadero. "Y se casó de blanco, aunque dicen las malas lenguas que con el de la tienda hace tiempo que le daba vuelo a la hilacha…", y así empieza la cadena de interminables dimes y diretes. "Darle vuelo a la hilacha" es un eufemismo para decir que la pareja, pues… le daba vuelo a las bajas pasiones… usted me entiende, ¿verdad? "Vamos al parque papá, y me das vuelo en los columpios", me pide mi hija, y yo entiendo que lo que quiere es que yo le brinde impulso en el columpio.

"El sobrino de mi comadre ya es un empresario de altos vuelos", escucho en la misma conversación chismosa entre señoras, que bien que se da entre señores también. Con la frase "de altos vuelos", describimos a alguien o algo que tiene mucha importancia, que es relevante para la mayoría de la gente.

Creo que por hoy ya agarré mucho vuelo y se me acaba este espacio, así que voy volando para otra parte. ¡Adiós!

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios: [email protected]. Twitter: @donjuanrecaredo.

ME PREGUNTA:

Ricardo Gómez: Cuando una persona tiene mucha fiebre empieza a desvariar, ¿o es a disvariar?

LE RESPONDO:

Lo correcto es desvariar. Tener desvaríos, que son como desviaciones de la mente.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

El odio y el amor, se apagan en la tumba.

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