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la empatía de los perros con los seres humanos

El consuelo inesperado

Ellos sienten tus emociones

El consuelo inesperado

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ROBERTO ITURRIAGA

Los seres humanos han contado a lo largo de su desarrollo como especie con diversas alianzas en el reino animal, ya sea en su crianza como fuente de sustento alimenticio, como apoyo en el traslado y las labores del campo, o bien en la protección; tal es el caso de los perros, seres que hasta estos días mantienen una relación estrecha con la raza humana, a tal grado que se sigue afirmando que “el perro es el mejor amigo del hombre”.

No se trata de una aseveración simbólica o con fines sentimentales, la relación entre humanos y caninos puede ser trazada desde hace más de 10 mil años, cuando diversas civilizaciones en todo el mundo comenzaron a observar que las manadas de lobos tenían un comportamiento social complejo y que contaban con sentidos agudos útiles en la caza, todo cambió cuando se comenzaron a domesticar a esos lobos, los seres humanos ahora contaban con aliados en su protección y asistentes eficientes de caza, mientras que los caninos tenían sustento asegurado.

No pasó mucho tiempo para que la relación entre ambas especies se tornara cordial, al estrechar vínculos con sus cuidadores humanos, los lobos desarrollaban confianza y un sentido de pertenencia, eventualmente el afecto apareció a tal grado que manadas nuevas de lobos nacían en contacto directo con los pueblos humanos; generación tras generación se fueron seleccionando lobos con ciertas características útiles para cada grupo humano, así nacieron los perros y sus muchas razas que permanecen hasta hoy día.

El resultado de la evolución

Ahora los caninos tenían menor tamaño y un sentido menos desarrollado de depredación, se habían convertido en una nueva especie que prácticamente hacía las funciones de compañía, ya sea para el campo, la casa o hasta para personas con necesidades especiales, el concepto de mascota había llegado para quedarse hasta nuestros días.

No obstante, más allá del apoyo que los perros nos puedan brindar actualmente como vigilantes, ayuda para gente con necesidades físicas especiales u otros similares, está el hecho de que prácticamente se integran a las familias por su valor como compañía, no son pocas las personas que afirman sentirse más cómodos al estar con sus mascotas que con algunas personas, apelan al sentido de empatía mutua que llegan a desarrollar con el lenguaje no verbal.

Son comunes los testimonios y casos de entendimiento profundo entre los perros y los seres humanos, y como toda aseveración, ha sido puesta a prueba por la ciencia en diversas ocasiones con resultados que generalmente confirman lo que los dueños de sus mascotas ya suponen: los perros nos entienden emocionalmente.

¿Empatía o curiosidad?

Por ejemplo, uno de los estudios más populares en los últimos años fue conducido por la Universidad de Goldsmiths de Gran Bretaña en 2011, el estudio buscaba aclarar si los perros realmente podían sentir empatía con emociones humanas , o bien se trataba únicamente de curiosidad indiscriminada como parte de su respuesta natural.

Para efectos de tal estudio, seleccionaron a 18 perros que fueron puestos a prueba en tres escenarios, en el primero se les expuso ante dos personas charlando, en el segundo ante una persona realizando un chillido inusual y en el tercero ante una persona claramente llorando o mostrando tristeza; los científicos buscaban establecer si los perros podían acercarse a las personas en los dos últimos escenarios por mera curiosidad, pero el resultado fue que en la mayor parte de las pruebas los perros identificaron específicamente a las personas tristes, acercándose con actitud sumisa y tratando de realizar alguna clase de consuelo.

El comportamiento de los canes se evaluó a través de la interacción con personas desconocidas, por lo que la propia Universidad de Goldsmiths plantea en su estudio que, a consecuencia de tal capacidad de entendimiento canino, es posible plantear más hipótesis respecto a la relación con humanos con los que tienen una relación familiar, se buscará establecer en el futuro con pruebas diversas si el entendimiento de los canes va más allá de emociones simples, si son capaces de comprender situaciones humanas específicas o su comprensión respecto a la pérdida de su amo o miembro de la familia.

Creando un lazo

“Tener una mascota puede ser muy positivo para una familia, mejora nuestra capacidad de socializar con el mundo que nos rodea, ayuda a bajar nuestros niveles de ansiedad y estrés, el tema de los paseos es muy importante porque mejora la relación de confianza con el perro y al mismo tiempo nos hace un bien a la salud… tenemos actualmente técnicas que avalan el uso de perros como asistentes para personas con algún trastorno como Asperger, ayudan a conectar con las personas y desarrollar aspectos positivos de la personalidad”, afirma Berenice Gallegos, psicóloga especialista en desarrollo cognitivo.

La especialista afirma además que los beneficios de una mascota además pueden verse en el proceso educativo, pues la interacción con el perro ayuda especialmente a los menores de ocho años a identificar de mejor forma las emociones y necesidades de los semejantes, esto a través de la propia interacción diaria con el perro y el vínculo que se desarrolla a través del cuidado que se imponga.

Por su parte, veterinarios como Jesús Gabriel Mendoza, afirman que en todos los casos de vínculo afectivo entre seres humanos y perros, se deben de tomar en cuenta los aspectos individuales de cada uno, ya que cada mascota tendrá sus propias necesidades de atención, de compañía y hasta personalidad, saber identificar dichos rasgos puede mejorar el entendimiento emocional en ambas vías.

“Es una regla que siempre se le informa a quienes van a adquirir un perro como mascota, son animales muy sociales por su genética misma, están acostumbrados a ser fieles a su manada y defenderla, por eso se les debe de dar un lugar en la familia, ver sus necesidades y atenderlos… a cambio nos van a dar mucho cariño, son animales que nunca van a fallar”, afirma el veterinario.

Como en el pasado, dependerá de los propios seres humanos mantener la alianza con los canes que se forjó hace miles de años, una unión que se ha transformado en afecto incondicional prácticamente diseñado para las necesidades humanas; tocará entonces a los humanos probar si pueden devolver dicha comprensión y cariño de una manera proporcional.

Una mascota además pueden verse en el proceso educativo, pues la interacción con el perro ayuda especialmente a los menores de ocho años a identificar de mejor forma las emociones y necesidades de los semejantes.
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