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TECNOLOGÍA

ALEJANDRO TOVAR

El futbol suele ser tan adictivo como la literatura, con la creación de un mundo imaginario, con una visión y geografía particulares, con fantasmas que rondan desde el primer minuto, furtivos, invisibles, que se van aliando de pronto con el pasado, desde el más remoto hasta el más reciente y reviven siempre en el presente, con palabras que no se dicen y gestos que lo dicen todo.

Con deslumbrante originalidad y arriesgada inteligencia, el modernismo se posa en el futbol con su tecnología de punta nos regala el VAR (video assistant referee) supuestamente para disipar dudas e instalar la verdad, la justicia en el juego, aunque solo sirve para confundir más y morirse de pena, que puede ser más fácil que vivir con pena, como la de Luis Enrique Santander.

La evidencia señala a Domínguez tocando la pelota en un intento de centro. Era penal, lo fue para todos, menos para quien debe señalarlo. En ese titubeo, sigue la jugada y todos perplejos. Ni la gente del VAR llamó al central para darle la repetición y enderezar la situación, ni el mismo señor Santander la solicitó. ¿De qué entonces sirve tanto circo, si volvemos a los desfiguros?

De ello el América no tiene culpa pero la indignación popular se traduce en especulación directa, suponiendo beneficio pactado para la visita, cuando es solamente la falta de adaptación al nuevo sistema, la falta de apoyo, el no tener el ajuste para intervenir y finalmente a la falla humana del mortal, que no puede estar al parejo de la fría máquina, aunque el mundo estalle.

Lo cierto, lo real es que Santos tuvo el dominio del partido, con más fuerza y energía que técnica y futbol. Debió ganar pero sus goleadores no estuvieron acertados y encima se tomó otro gol en la misma reiterada deficiencia del balón parado, que Reyes y sus defensores no han podido erradicar y éste es un ajuste vital para que la ilusión que ya camina, pueda tener buen sustento.

El uruguayo Lozano venía siendo pieza clave por su dinámica y visión de campo, por su toque y despliegue vigoroso e inteligente, más de un tiempo al actual ha ido disminuyendo su influencia en el trámite, con intermitencia e imprecisión, así que noqueado por su propia sombra, se sorprendió al ser sustituido y después de un encuentro con la desesperación, terminó llorando en el banco.

El temor que existía entre el pueblo verdiblanco es que no se presentasen lesiones a un equipo cuya base es de excelencia pero que cuenta con un plantel reducido y hay dudas entre los que aún no dan lo que deben. Entonces, la preocupación ahora no es ya de lastimados, sino de la baja de juego que Reyes niega, pero que las evidencias señalan, pues todos los ojos dejan sus huellas.

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