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NO SÓLO PARA LA FOTO

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Hoy en particular viene a mi mente aquel fragmento de Facundo Cabral que reza: "No estás deprimido, estás distraído". Lo parafraseo para ejemplificar de qué manera vivimos de sensación en sensación, sin mucha oportunidad para una reflexión personal que abarque ese conjunto de estados de ánimo como una materia prima con la cual ir recreando nuestra estructura personal, nuestra propia historia.

Por todos es sabido el terrible incidente ocurrido en la Cámara de Senadores, al momento cuando una legisladora a media sesión se entera de la muerte violenta de su hija. Las reacciones de sus compañeros de bancada estuvieron muy a la altura de la gravedad que el caso implicaba, incluso se suspendió la sesión. Lo que hallo fuera de toda consideración, es que de inmediato al menos una docena de personajes ahí presentes hayan echado mano de sus teléfonos celulares para comenzar a grabar aquel cuadro desgarrador que da cuenta del dolor de una madre.

Dichas escenas las visualicé una sola vez, pero eso fue suficiente para ponerme a tratar de devanar las actitudes de quienes grababan de forma continua. "Dar con la motivación que llevó a dichos legisladores a seguir el terrible incidente a través de las pantallas de sus teléfonos, como una transmisión en tiempo real de tantas otras que se ven en los distintos medios de comunicación".

Una cuestión es evidente, actuaron sin detenerse a reflexionar en el dolor de su compañera o a pensar que en su lugar, cualquiera de ellos habría buscado cierta privacidad para expresar los sentimientos que en aquel momento apabullarían al más bragado. No tanto insensibilidad es esta intrusión, sino un acto irreflexivo, una ausencia de pensamiento crítico para entender que aquello no era ninguna tragedia montada con fines de entretenimiento.

En gran medida, esa necesidad de ir de emoción en emoción, de sobresalto en sobresalto, explica tantas otras cosas que suceden en nuestro mundo. Acaba de iniciarse un nuevo reto en redes sociales, el de que un jovencito se oculte sin avisar a nadie donde se encuentra, para reaparecer 48 horas después como si nada. La diversión es poner en jaque a la familia, a los amigos y a las autoridades civiles. Es actuar, nuevamente con total irreflexión, partiendo solamente de la emoción de hacerlo, muy al margen de la terrible zozobra que puede ocasionar a los suyos. Tratando de poner en palabras su actuación, sería...

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