(Cuarta parte)(Cuarta parte)
Algunos de los planes que tenían en mente fueron compartidos con los familiares más cercanos, sin embargo, lo fuerte de los acontecimientos fueron guardados con gran celo; quisieron que para todos los asistentes a la fiesta del joven Roberto fuera sorpresa tras sorpresa. Aun cuando los preparativos fueron llevados a cabo con antelación, se llevaron la desagradable sorpresa de que los lugares en donde planeaban se realizar la fiesta se encontraban ya separados, al grado de que antes de que otra cosa sucediera, optaron por llevar a cabo los festejos un día viernes con el inconveniente de que familiares de fuera de Saltillo no pudieran asistir al evento.
Por más que familiares cercanos preguntaban cuál era el programa, tanto los felices papás como el festejado se mantuvieron en un hermetismo admirable, ninguno soltaba más que lo más común de lo que se lleva a cabo en estos festejos. Y fue que en esta alegría que suele brindar la organización de un evento, fueron pasando los días, las semanas, y de la noche a la mañana, se acercó el tan ansiado día.
Dentro de los detalles que mucho tomaron en cuenta, es que al hacer llegar la participación al evento a familiares y amigos, se les encargó el favor de confirmar su asistencia al evento, y aun cuando no es un detalle que no cumplen los invitados, en este caso, la mayoría, por no decir que todos ellos, vía Internet, vía telefónica, fueron confirmando su asistencia, y los que lamentablemente no podían llevarlo a cabo, también así lo hicieron saber.
Y fue así como el viernes 3 de agosto del presente año llegó, como suelen llegar todas aquellas fechas que tanto anhelamos. Familiares y amigos de diferentes partes del estado y vecinos fueron haciéndose presentes desde temprana hora de la mañana de ese día. La mayoría nos instalamos en hoteles cercanos o bien en casas de familiares; los que llegaron de la Sultana del Norte optaron por llegar pocas horas antes de la ceremonia religiosa o bien llegaron poco después al lugar donde se llevaría a cabo lo fuerte del acontecimiento.
Cabe hacer mención que el recinto religioso que escogieron para dar gracias al Creador del Universo fue un lugar donde el joven Roberto había estado presente con sus padres en muchas ocasiones en el transcurso de su corta vida. El sacerdote que iba a oficiar la ceremonia, el Presbítero Humberto A. González Galindo, fue invitado con anticipación, y al conocer la fecha, les manifestó a los felices padres, así como al más feliz de los festejados, que eran los días que le tocaba estar fuera con motivo de sus vacaciones; sin embargo, por ser un acontecimiento de uno de sus feligreses más queridos, de inmediato les confirmó su asistencia y presidir el acontecimiento religioso.
La hora y el momento llegaron: 3 de agosto del 2018 se hizo presente; la Iglesia Rectoría del Padre Nuestro, ubicada en la Calle Abasolo Norte 2512 de la Colonia Guanajuato en Saltillo, Coah., estaba lista para recibir a las 18 horas a Roberto y Brenda Isela acompañando a su amado hijo, Roberto; el lugar se encontraba pletórico de familiares y amigos y muchos feligreses que acostumbraban escuchar misa a esa hora; un grupo musical se encontraba listo para amenizar con música especial para estos casos, el evento.
El momento más emotivo fue cuando el joven Roberto, elegantemente vestido con un smoking que resaltaba la figura del adolescente que dejaba atrás al niño, y que acompañado de sus orgullosos padres, entraron al recinto religioso; el fondo musical, algo muy especial para el evento, fue la hermosa composición titulada "Mis quince años", cantada por el coro, que se dejaba escuchar en todo su esplendor.
Los aplausos se dejaron de escuchar conforme el feliz trío se acercaba al frente del altar donde tres reclinatorios ya los esperaban. Cesaron los aplausos y fue el momento en que el sacerdote hace uso de la palabra, del mensaje que con tanto esmero había preparado para este día tan especial para el festejado, sus padres, familiares e invitados, no está por demás agregar que estuvo pletórico de gratas anécdotas que él mismo recordaba de uno de sus feligreses más queridos, y para hacer honor a la verdad, sus reseñas fueron tan gratas y emotivas que quedó catalogada como "algo" fuera de serie que hizo que los asistentes al evento nos emocionáramos al escucharlo y no faltó que por aquí y por allá observáramos rostros conmovidos en los que espontáneamente se veían el rodar de unas lágrimas que fluyeron por sus rostros ante el mensaje que se escuchó del sacerdote oficiante.
Finalmente, vino el momento de salir de tan emocionante ceremonia y ésta fue acompañada por una bella melodía que les traía muy bellos recuerdos.
